jueves, 30 de marzo de 2017

Los bailes quedaban lejos.


Los bailes que quedaban lejos.
Margerite-23

Las bombas caían por todas partes, haciendo saltar tierra, madera, metal y engranajes a partes iguales. La soldado Margerite-23 se arriesgó a salir de la trinchera, junto a otros compañeros y una enrome bolsa, para recoger las piezas que fueran reutilizables: piernas, brazos, alguna cabeza, órganos de muelle y tela. Intentó aguantar su horror al ver los ojos de cristal mirándola con fijeza y el aceite correando entre sus dedos. Metió las piezas rápidamente en la bolsa, hasta que una bomba estalló pocos metros delante de ella, lanzándola hacía atrás. Sintió un pitido en los oídos y el éter recorriendo sus mejillas, miró su abdomen y pudo ver que su relleno de lana y mejunjes químicos mostrando su interior. Se arrastró despacio hasta la trinchera donde estaban los mecánicos intentando hacer lo que podían. Varias de las ayudantes gritaban para llamar a los especialistas, pero Margerite-23 no era capaz de escucharles. Sus oídos se habían estropeado.
Todos eran autómatas como ella. Todos eran carne de cañón, enviados a una guerra con los alemanes sin posibilidades de salvación.
Los humanos decían que no podían ser capaces de tener miedo, que su cuerpo solo era un amasijo de material inorgánico. Entonces, ¿por qué siempre le temblaba su cuerpo o deseaba gritar a cada poco? En cambio, en su pecho estaba la tarjeta perforada con sus instrucciones, diciendo que no era capaz de tener pánico.
Dejó una bolsa al lado de James-41, el viejo chambelán de aquella fiesta sin fin que había sido su vida. Ella se había dedicado a bailar día y noche para la niña reina, que creaba sus cuentos de hadas con aquellos enormes armatostes sin vida; mientras, el hombre enjuto había pasado a ser un guardián del orden y la decencia, a un reprogramado que podía curar a sus semejantes, que batallaban en una lucha humana.
―Que no se desperdicien vidas ―exigió el rey mirando a las muñecas gigantescas de su niña.
Margerite-23 miró cómo los mecánicos se giraban a ella. La cogieron y la colocaron encima de una mesa de reparaciones. Sintió como hurgaban en sus vísceras, intentando repararla y recomponerla. Miró a los allí presentes sin saber qué hacer, escuchó un sollozo proveniente de su garganta y se sorprendió; no sabía que era capaz de hacer eso, tampoco de que su pecho latiera angustiado o que su cabeza fuera capaz de recordar las imágenes de sí misma ataviada con un gran traje y moviéndose con un guapo autómata enmascarado. Sonrió al recordar los buenos tiempos en los que no tenía angustias ni tampoco necesitaba pensar. En los que no pasaba las noches en vela escuchando gritos de dolor, vidas que no eran tales apagándose y ella intentando sobrevivir con una mente que nunca le correspondió.
James-41 apartó a los demás y la cogió en brazos con suavidad. Margerite-23 sintió que sus piernas apenas podían sostenerse, aun a pesar de su rigidez.
―Baila conmigo, preciosa muñequita ―pidió el chambelán moviéndose―. Baila una última vez. Por lo viejos tiempos, por los bailes que quedaron atrás.
Y ella pateó mientras el hombre la movía con dulzura por la carpa. Sabía que lo hacía porque se conocieron cuando eran ingenuos y felices. Se apoyó en su hombro y cerró los ojos, volviéndose a ver abrumada por los recuerdos, consiguió llorar una única lágrima de éter antes de desconectarse y ser arrojada a un lado, donde se guardaba la chatarra para reparar a los que aún tenían posibilidades.

Escrito por Laura Alfranca.

(Publicado en Ácronos, y cedido a SPM.)

lunes, 27 de marzo de 2017

SPM visita a H.Houdini

Cerrando un ciclo de visitas el pasado viernes 24, tuvimos el enorme placer de conocer la exposición, expuesta en Fundación Telefónica, dedicada al ilustre mago y escapista Harry Houdini. Lo hicimos de mano de Miguel A. Delgado, comisario de la exposición, el cual amablemenre nos hizo de Cicerone, como ya sucediera en la exposición de Verne. Fue todo un placer.

Este paseo integral por la vida del escapista, no sólo trata sobre él sino que es todo un repaso a las artes escénicas de su tiempo.

Miguel A. Delgado
Esta exposción cierra un ciclo de tres junto con las de Tesla y Verne, todas ellas excepcionales y que visitamos en su día; entre los tres dan un repaso casi completo a una época llena luz y esplendor, la cual admiramos.

La réplica de la mítica camisa de fuerza

Explicación épica sobre el escapismo
Para poder quitarse la camisa de fuerza hay que dislocarse al menos el codo y el hombro de un brazo, una proeza física excepcional.

Un grupo variopinto al acabar la visita
A la visita asistió un grupo variado y muy bien a avenido en el que todos fueron bienvenidos, desde escépticos como el propio Houdini, hasta creyentes en lo sobrenatural.

Un dialogo directo entre el Cicerone y sus visitantes

Muchos visitantes se fueron acercando para disfrutar las explicaciones


jueves, 23 de marzo de 2017

Niscalos de Sangre Vol.2 Ojo por Ojo

Primera parte. Parlamento de Buhos.

Ortegui no conocía a la difunta, pero había conocido a la familia, se había criado con ellos en su niñez, por eso se acerco a la Taberna de "La Edurne" para dar su pésame a la familia, El edificio era de madera, con un escalinata para entrar por un lado daba a la calle principal, y por el otro al mar, cuatro columnas de madera sujetaban el techo, y los muros, separando la planta de la taberna de la residencial, Edurne lustraba amenudeo los pomos de las puertas, y el latón se veía brillante, la madera se barnizaba cada año, dejando el color pino carrasco original a vista. las mesas también de madera, algunas cuadradas y otras redondas con taburetes desiguales, la barra corta y estrecha ocupaba una esquina junto al moderno grifo de cerveza, la parte trasera estaba llena de estantes con botellas y dos abigarrados barriles de vino, llenos del Txacoli (Vino joven, con poco cuerpo) de temporada, los Niscalos asados y las chuletillas siempre llenaban los pulmones de Ortegui.

Se quito el abrigo, la txapela y lo colgó en el perchero junto a su viejo paraguas, miro la sala con cuidado, parando en tantos detalles como pudo, vio una mesa llena de turistas, parecían madrileños, con su aire urbanita, incluso portaban aquellas mascaras tan de moda en la ciudad para filtrar el aire contaminado, debían haber llegado en el Zeppelin del domingo y aun no conocían la desgracia acaecida el día anterior.

Un poco mas para allá estaban los parroquianos habituales, en una mesas las txapelas rojas, en otra las blancas, mas silenciosos que de costumbre, mas confabuladores, unos parecían cuervos, los otros alondras, y a ojos de Ortegui todos conspiraban.

Ortegui tomo asiento en una mesa libre, saco su manoseado cuaderno y su grueso portaminas, desplego el plano del bosque y lo examino detenidamente, tardo varios minutos en darse cuenta que la camarera de Abundante busto y con gran parecido a Edurne estaba parada delante de el con los brazos en jarras, tosía de manera discreta para llamar su atención.

Ortegui levanto la vista, y pidió con un hilo de voz un chato de vino y un bocata de chistorra. Musito unas palabras sobre el pésame y volvió a centrarse en el mapa, vio donde había muerto la niña, y decidió alejarse de esa zona hacia lo profundo del bosque, marco una ruta siguiendo uno de los arroyos, y empezó a revisar en el cuaderno las anotaciones de los ejemplares y los experimentos hechos con ellos

-Nota nº7 Los Níscalos comunes son poco energiticos en su combustión inicial, en estado solido.- leyó en voz alta, - probar a refinar aceite, al 100%.

Hizo una marca en el cuaderno y reparo en el rezumante bocata, de roja longaniza y el vaso de barro cocido lleno hasta casi el borde con dulce y frio Txacoli, dio un trago, después dio un tiento al grasiento y humeante bocata, su boca se vio embargada del sabor de la Nostalgia, casi podía ver a su abuelo sentado allí delante de el con su cesta rectangular, limpiando, con su curvo cuchillo para setas, los pies, y enumerando las partes y sus usos- Veras Ortegui,- Recordó este con una lagrima brotando de su comisura- El bosque es misterioso, y uno de sus misterios son estas setas, Estas setas que ves aquí solo crecen en lo profundo del bosque, se parecen al Níscalo común...

El carraspeo de la camarera le saco de su trance, se encontraba delante de el, el gesto de su mano abierta en cacillo solicitaba, sin lugar a dudas, el pago.

-Eres Familiar de Edurne- pregunto Ortegui mientras se limpiaba con el ajado pañuelo de tela, y lo devolvía al bolsillo de su chaleco.

-Si, es mi Tia,- dijo la joven, mientras movía la mano para recalcar su deseo de pago- yo soy Arantxa.

-Bien, Arantxa, y dime se caso... - pregunto mientras extraía de su bolsillo algunas monedas y se las daba a la camarera. -... con alguien?

Arantxa cogió las monedas, Negó con la cabeza, las miro las monedas largo y tendido, y se fue para darle la vuelta, pero cuando se dio la vuelta para volver con el dinero Ortegui ya había salido.

Segunda Parte. Jubilo de Alondras.

Si Ortegui hubiera estado atento se habría dado cuenta de que los tertulianos de la taberna planeaban algo mas que como ganar al domino. Pero Ortegui estaba centrado en sus cosas, por un lado se acababa de producir una revelación maravillosa para el.

Ella seguía Soltera, el corazón le daba brincos en el pecho. Impulsado por esa fuerza casi mágica fue hasta su casa, recogió los enseres de campo, la navaja de setas, la cesta mugrienta, y su plano, y se adentro en el bosque, siguiendo la ruta que su abuelo le había enseñado, se cruzo con un buen numero de Paisanos del pueblo, parecía que medio pueblo estaba allí buscando setas.

Un zepelín sobrevoló la costa, pero enseguida lo perdió de vista, se interno en el bosque y las copas de los arboles le impedían ver el cielo, tomo el camino mas lleno de zarzas, se detuvo para recoger algunas moras del zarzal, y con mano experta y callosa recogió un buen numero de estas hasta llenar uno de los botes de cristal que usaba para tomar muestras, después llego al pequeño arroyo, aprovecho para rellenar su pequeño odre, casi sin pensar empezó al silbar una vieja canción, una que su abuelo solía silbar.

Mientras silbaba esa canción podía imaginar a los espíritus del bosque pululando a su alrededor, los basajunts (Ser mitológico de la mitoligia Vasquense, parecidos al pies grandes) Altos y velludos escondidos entre los arboles y los riscos y los genios nocturnos dormitando en las oquedades de los arboles.

Se sento en una roca, y comprobó el mapa, estando abstraído en esta tarea empezó a oir unas voces, debían estar al otro lado de la loma.

-Hay que hacer algo- Decía una voz viril y juvenil, con tono exaltado- esto no puede quedar así.
-Calla, no digas esas cosas,- contesto una voz cascada- estate tranquilo hasta que las aguas se tranquilicen, ahora las cosas están revueltas.
-pero algo hay que hacer,- Apostillo una voz femenina- A muerto alguien y eso es muy triste, pero los extranjeros no dejan de venir...

Los tres desconidos de txapelas rojas dieron la vuelta a un conjunto de arboles y vieron Ortegui, escrutando su mapa, y rellenando su demacrada pipa con picadura, de la mas barata, lo hacia con la parsimonia con la que hacia casi todo, estos vieron a Ortegui, y el a ellos, intercambiaron saludos, y algunas frases sueltas.

-Tengan cuidado- dijo Ortegui- Los basajaun se pirran por los frutos, dijo señalando la cesta llena de moras que la joven mujer llevaba colgando del brazo.
- Claro, descuide, Joven.- dijo el barbudo anciano- mis nietos saben como deshacerse de ellos.
- Su cara me suena- Ortegui miro al anciano- no solía usted vender tabacos en la taberna de Edurne.
-De eso hace mucho,- dijo el anciano mientras taladraba con la mirada la cara de Ortegui- ¿no puede ser?,¿no serás Ortegui? el Nieto de Aitor.
-El mismo, Volví hace poco, cosas de trabajo- dijo con voz jovial.
-Te hacíamos en la Capital para los restos,- Sentencio el anciano.
-Valla con dios -dijo el Joven, apremiando a su abuelo para que avanzara por el camino.
-Disculpe a mi nieto- Dijo el anciano desasiéndose de la atenazodora mano del joven que tironeaba de su brazo- es joven y muy impulsivo- Giro la cabeza hacia este- Preséntate, no seas maleducado.
El joven, con rigor de pocos amigos y voz forzada dijo- Soy Patxi, y esta es mi hermana Necane. Ortegui devolvió el saludo con la cabeza y se puso en pie para dejar paso al anciano y sus nietos por el estrecho sendero junto al arroyo.

Ortegui siguió el camino, sin dar más importancia a lo que había ocurrido. Avanzando hacia el centro del bosque.

Tercera parte. La yesca que golpeara el pedernal...

Ortegui volvia ya el bosque había conseguido un buen numero de ejemplares de edades y tamaños diferentes, aun le inundaba la felicidad de saber que la que fue el Amor de su juventud seguía Soltera, y estaba pensando en como seria el reencuentro, cuando al poco de llegar al pubelo, por el sendero del bosque vio a la joven Necane, se encontraba junto a su Abuelo, este estaba sendado en el suelo, con la espalda apoyada contra un nudoso pino, tenia una herida sobre la ceja, que sangraba lentamente

-Ya he puesto a esos críos en fuga- Dijo Patxi, que venia corriendo por la calle que daba al centro del pueblo.- Esos malditos Zuri (Blanco, hace referencia al color de la txapela), mandan a unos críos a tirar piedras a un anciano, no tienen  modales- Bramaba con aspavientos mientras ayudaba a su abuelo a incorporarse para empezar a adentrarse, ahora, en el pueblo.

Ortegui se agacho a recoger un trozo de piedra manchada de sangre, lo examino con mirada, yesca, y acompaño al anciano hasta la calle principal ayudando a Patxi a guiar al anciano, Necane les seguía a corta distancia.

la despedida fue breve, Ortegui volvió a su casa con sus especímenes, el ultimo suceso había ensombrecido su estupendo día, y no tardo en intentar recobrar la normalidad, pensó son solo cosas de niños, mañana al desertar todo estará olvidado, mientras sus manos desplegaban lo que había traído en su cesta por la mesa, y empezaba a cortar algunas rodajas y catalogar los especímenes no solo por su procedencia, si no por sus características al microscopio, el sueño le alcanzo trabajando y se dejo caer en el butacón, poco después Morfeo lo condujo a su reino, hasta que el gallo le despertara.








martes, 21 de marzo de 2017

Juegos de rol Steampunk. Vol 1. Castillo de Falkenstein



El castillo de Falkenstein es el primer juego de rol Steampunk que fue traducido e impreso en España, editado en 1994 en nuestro país, impreso y distribuido por Martínez Roca.

Es un juego novedoso y diferente, y no solo por que fuera el primer juego de rol Steampunk, o  para ser mas exacto "Gas lamp fantasy", si no por que es un juego único tanto en su rico trasfondo como en su entonces novedoso sistema de juego.

El juego esta ambientado durante el reinado del rey Ludwind II de Baviera, el rey loco, que en este mundo resulto no ser tan loco, secuestrado por las hadas, y devuelto por Oberón, rey de las hadas, gobierna un país desde el castillo de Falkenstein, y lidera la Sociedad del segundo Pacto, que lucha contra el Maligno Adversario en un mundo plagado de Enanos, hadas, dragones, humanos y construcciones que superan la imaganición

El sistema de juego usa en vez de los típicos utensilios otros algo menos populares, la típica hoja de personaje es sustituida por el diario, un documento en el que el jugador diseña con todo lujo de detalle a su personaje y le dota de vida, y también sustituye el uso de dados por un par de barajas de póker.

Las acción y el juego es ágil, y con narradores y personajes entusiastas resulta un juego la mar de atractivo, tanto para veteranos como para novicios de los JDR.

El libro esta impreso en tapa blanda, con encuadernación rustica, La primera mitad del libro que incluye toda la ambientación esta a todo color, mientras que la segunda mitad con las reglas de juego esta en blanco y negro.

ISBN: 84-270-2028-7.

Ya  quieras ser un Hada, un dragón, un aventurero, un Enano o un inventor de cacharros extraños y peligrosos, este es tu juego.

lunes, 20 de marzo de 2017

Visita al Museo del romanticismo. 2017

El pasado domingo 12 de marzo, siguiendo nuestra costumbre de hacer actividades culturales, realizamos una visita al museo del Romanticimo de Madrid, que es tal vez el mejor lugar de España para empaparse de este periodo histórico.

Desde el propio edificio, hasta los muebles nos cuentan la historia del periodo, que tuvo su auge en las artes, y las revoluciono de principio a fin.

El edificio es un palacete del siglo XIX, que recrea y expone la vida de la alta burguesía en España, que protagoniza este cambio en las artes.

Algunos objetos ilustres de la exposición son las pistolas de Larra, y el Corsé de Isabel II que la salvo de una puñalada.

A la visita vinieron numerosos socios y simpatizantes, que disfrutaron mucho la visita.



viernes, 17 de marzo de 2017

Día del Kraken 2017

A.VV.HH.CC.KK

La ennegrecida estructura de madera se alzaba sobre pilotes en la ensenada el rugido de las saladas agua azotaba el edificio y lamia su suelo y sus paredes, más dentro de aquel lugar estaba reunida la muy venerable asociación de viudas y huérfanos de cazadores de krakens.
Normalmente el lugar estaba casi vacío, pues su principal función era la de lugar de reunión, y el de la asociación en sí misma era el de apoyar a las viudas y los hijos de estas, para ello se encargaban de facilitar trabajos remendando el velamen o zurciendo redes, lo que dotaba a las viudas de un extra de dinero nada desdeñable.
El silencioso edificio solía presentarse aburrido y solemne, en una de sus paredes se podían contemplar retratos de marineros unos jóvenes joviales y sonrientes, otros ancianos y marcados por la viruela con cara agria, pero todos tenían algo en común, habían sido cazadores de krakens.
La pared de enfrente tenía nombres, grabados en pequeñas y regulares planchas de latón, algunos de varón pero la mayoría eran de mujer, si se observaba bien estas dos paredes, las mayores, se podían encontrar muchos apellidos repetidos, a un lado esposos y padres, en el opuesto viudas y huérfanos, el resto de la estancia estaba llena de sillas, bancos y mesas, todos parecían proceder de naufragios, y en el caso de muchos de ellos lo eran.
En la pared del fondo había un gran cuadro, tenuemente iluminado por candiles y estropeado por la salina humedad del oleaje azotaba los tablones de la pared, en el se veia claramente a una de aquellos imponentes odiados y venerados Krakens, siendo arponeado por hombres en barcas, en los rostros de unos habia sufrimiento y esfuerzo, en otros felicidad, en la de la bestia se percibía odio, ira y miedo.
Una serie de bustos de tamaño natural reposaban justo al pie del enorme cuadro, hombres y mujeres que habían recibido enormes honores, Capitanes, promotores y armadores, uno nuevo se unía hoy a aquellos, permanecía tapado por una gruesa tela burdeos, y los miembros del colectivo procedían a la ceremonia de descubrimiento, una docena de mujeres se encontraba en torno a ella en un semicírculo, y más personas estaban repartidas por toda la sala.
Kaitlin Cunningam golpeó el grueso mazo de ébano sobre su peana, el silencio se hizo en toda la sala, y los rezagados se acercaron al estrado. La anciana señora se incorporó sujetándose sobre sendos bastones, una mujer mucho más joven la ayudó a mantenerse en pie, cogiéndola del brazo, la anciana delgada y con el cuero plagado de arrugas profundas y venas muy marcadas se aclaró la voz con una tosecilla, el silencio era tan potente que se podia escuchar el bramido distante de cada ola, y la lluvia golpeando el tejado a dos aguas.
-Hoy es una triste situación la que nos trae aquí,- se hizo un silencio, un sollozo entrecortado y lágrimas se escuchaban entre el público- o tal vez una feliz reunión, la última expedición de Maese Iditxa, de la universidad de Avalon, ha llegado a puerto, salió con veintiún bizarros marineros, algunos jóvenes, otros ancianos, pero solo diez de ellos han llegado a puerto.
Una niña abrazada a las piernas de su hermano empezó a llorar, un llanto explosivo, que inundó el aire de la estancia, las miradas se giraron hacia ella, parte de los presentes reprimir las lágrimas, y todos sin duda estaban tristes, cuando el llanto cesó la presidenta de la venerable organización prosiguió.
- Y es por eso que nos reunimos hoy aquí.- hizo un gesto de la mano y dos de las mujeres más cercanas a la estatua la destaparon, en ella aparecía un hombre barbudo de rostro amable, aunque algo siniestro, bajo el busto de mármol, se veía una placa de bronce “Maese Iditxa- Expedicionario”, pero la niña que no controlaba el sollozo salió huyendo, atravesó la sala con los ojos cubiertos de lágrimas, cruzó la puerta semi entornada y corrió por el empapado y frío embarcadero, la lluvia golpeaba con furia, y el mar reclamaba la tierra los cielos rugían con una tormenta de densas nubes, la luna ocultaba su rostro tras la tormenta.
Corrio y corrio, maldiciendo y gritando al mar y cualquiera que pudiera escucharla.- Devuelveme a Papá- Gritaba Nathaly Tierman- Devuélvemelo, devuélvemelo- poco a poco su furia se fue convirtiendo en desconsuelo, entonces cayó de rodillas lamentándose, sus ojos llenos de lágrimas, las olas rompían con más fuerza y la empaparon.
Pasados unos minutos intentó levantarse, se dijo a sí misma que tenia que ser más fuerte y volver, que Jack y mamá estarían preocupados por ella, pero sus rodillas fallaban, hizo un enorme esfuerzo por levantarse, pero tan pronto como se puso en pie, la ola, el suelo empapado y resbaladizo, la madera llena de liquen del viejo embarcadero de pescadores y y el viento la hicieron caer, luchó contra la gravedad. - no puedo caer, he de ser fuerte se decía a si misma- pero un golpe de mar la sorprendió, sus rodillas fallaron y cayó de bruces hacia el mar.
Noto como la salina agua del mar la empujaba, noto los pilotes de madera golpeando su espalda, y como se hundia, intentaba luchar contra los elementos, golpeaba el agua, agitaba sus brazos y piernas, pero se notaba cada vez más débil,- si no me devuelves a Papá- pensó- Al menos llévame con él.- cerró los ojos y se dejó desfallecer.
Jack había salido detrás de su hermana, hacía un tiempo de perros, y la perdió de vista tan pronto como salió de la sede, el muelle se ratificaba en muchos brazos, corrió hacia el lado este, a grandes zancadas, mirando a todas partes, le parecia oir los gritos de su hermana, corrio y corrio…
El hombre de cara redonda portaba a la pequeña niña en sus brazos, ambos estaban empapados, tan pronto como se cruzo con aquel niño que corría a zancadas se paro, le entregó a la niña.
Jack miró al extraño, no le reconoció, pues no había visto el busto, este tocó a la niña en el pecho y ella expulsó una bocanada de agua, Jack vio como ella entre abria los ojos, pero de nuevo era un intento fútil, los ojos se cerraron, el extraño rebusco en su cartera de mano y saco en su empanada mano una caracola, grande enroscada con tonos escarlata y pardos, la llevó hasta sus labios y pronunció unas palabras ininteligibles, la caracola brillo por un segundo, un parpadeo de calor. Colocó la caracola junto al oído de Nathaly, el rostro aterido de frío, frustración y dolor se dulcifico ahora en plácido sueño.
El hombre levantó la rodilla del suelo y acarició la cabeza de Jack, y con un gesto suave de cabeza se despidió.
Jack vio al hombre desaparecer entre la lluvia, y cargo de su pequeña hermana hasta la sede de la asociación, allí alguien les rodeó con mantas y les dio sopa, el convite ya había empezado, pero él no compartía la felicidad de la comida y la bebida, se quedó sentado cuidando de su hermana, recogió la caracola que el extraño había puesto entre las manos de su hermana, llevó aquel mágico instrumento a su oído y escuchó.
-Jack, eres un buen chico, cuida de tu hermana y mamá mientras estoy fuera- sonaba la distante y cálida voz de su padre- Se que puedo confiar en ti ya eres todo un hombre.
Aquellas palabras le reconfortaba, miro por la ventana fuera solo había lluvia y bravo mar, recorrió con la mirada algo que comer, y reparó en el busto ya descubierto, era aquel hombre que había salvado a su hermana de morir ahogada, al que odiaba porque su padre había muerto trabajando para él, y al que respetaba por haber salvado a su hermana, una sensación de desasosiego le recorrió el cuerpo y se permitió que una lágrima brotara de su ojo, una sola lágrima que se perdió entre los tablones del suelo.
Uno de los retratos, dejó escapar un suspiro de alivio, y nunca más volvió a moverse.
Jack cogió un trozo de pastel de cerdo y corrió por la sala - Nathaly tienes que comer...

Por Mikel Villafranca.





El encargo extraño

Desde que ingresé en la Orden del Abismo, no he hecho más que realizar encargos extraños. Este que ahora me ocupa, me tiene viajando sin descanso en pos de un viejo barbudo y barrigón, con pinta no sé si de pirata o de pescador o de ferroviario trasnochado... Camina siempre balanceando el cuerpo hacia los lados, como un barco zozobrando, como si no pudiera doblar más las rodillas y necesitara una cadencia pendular para poder avanzar... Lleva un chubasquero sólo abrochado por arriba que deja al descubierto su redonda panza, con la capucha puesta. Y siempre con cara de estar muy atareado y concentrado en su quehacer, aunque no haga más que resoplar y farfullar... Pero tengo que seguirle. Me han ordenado recaudar algo para ellos que sólo él y pocos más me podrían proporcionar, aunque no me han dicho el qué. «Ve y él te dará lo que queremos, sabe lo que es y no tendrás que pedírselo. Sin más preguntas, novicio.» Pues el novicio viene a por lo que sea sin más preguntas... Lo que no quiere decir que no me las haga y que no viva lleno de conjeturas y pendiente de mis propias aspiraciones...
De nuevo en marcha, el viejo arranca y hay que seguirle. «¿A dónde vamos?» «Puf, puf, que a dónde... Ahhhh, cof, cof, que a dónde...» «Sí, eso, a dónde (le ayudo yo a decidirse).» «Pues a dónde si no: a buscar lo que se necesita... Uhmmmm... Puf...» Es inútil preguntar, ya me resigno a ser su sombra silenciosa, y va deprisa, pese a su peso y edad, el señor intrigante... La culpa es mía por ingresar en una orden secreta: qué va a haber, sino secretos... Con lo poco que me gustan las pausas escénicas... Y las ganas que tengo de saberlo todo...
Callejeamos por los aledaños del puerto y entramos en una serie de lonjas o almacenes o a saber qué sitios tan raros son estos; yo, que vengo de un país extranjero, no me acabo de enterar de los usos y costumbres locales... Lo mismo hay barcas en reparación, que maquinaria, que cajas que bien podrían contener pescado... Todo está abierto y no hay nadie... Pero el viejo parece decidido y sabiendo a donde va; pues yo le sigo por todos estos recovecos, y espero por mi bien no separarme de su trasero o me voy a perder para siempre en este grasiento laberinto...
Entramos, al fin, en una especie de despacho grande y raro, todo de madera ajada y con bancos unos detrás de otros, algunas mesas grandes con cajones, sedes con pinta incómoda y nula decoración. Y el viejo abre una portezuela y saca una botella. «¿Esto es lo que buscamos?» Da un trago sin mirarme y creo que no, eso no es lo que buscamos. A continuación, saca con precaución y lentitud un saquito de arpillera y lo pone sobre la mesa. «Aquí está, veamos... Puf, puf...» Lo abre con gran cuidado y dentro hay un frasquito con tapón de corcho. No acierto a saber si es translúcido o no, emite unas irisaciones extrañas que desenfocan mi mirada y desafían mi percepción. «A ver cuánto queda... Uhmmmm, puf...» El viejo saca el corcho extremando su pericia y mira en su interior... Con gran pesar baja la cabeza, derrotado. «Es muy poco... Uf... Uhmmm.»
«¿Puedo?» Él no me hace caso, así que, me asomo al interior del recipiente. Inmediatamente, salto horrorizado hacia atrás. «¿Qué porquería es esta? ¡Hiede!» «Es... Es tinta... » Me responde, y casi no me lo creo. «Se necesita para escribir en los libros de la Orden... Uhmmm.» «¿Tinta? ¿Y todo este viaje sólo por un frasco de tinta?» «Es una tinta especial. Uhmmmm... Proviene... de un ser de otro mundo... Tenemos que ir a buscarlo.»
Boquiabierto, sigo al hombre que va en busca de un ser de otro mundo para obtener... Tinta... «¿Tinta... Tinta? ¿Tinta como de calamar?» «Eso piensan algunos... Uhmmm.»
Entramos en diferentes antros y él habló con varios personajes en un dialecto que desconozco. Debió de llegar algún tipo de acuerdo con uno de ellos, porque, tras mirar un mapa y estudiarlo con atención, se me informó de que de madrugada zarparíamos, con la marea.
Me caigo de sueño y aquí estoy, asomado a la popa de un barco, contemplando como la tierra se aleja de mis sufridos pies... Siento pena y cierta aprensión. Un negro me ha dicho que vamos a buscar al kraken, un monstruo mitológico, pero yo no creo nada de esas supersticiones... ¿O sí? La Orden dice... Pero, no, soy un ser lógico y racional, aún me queda eso, nada de comportamiento sectario ni de asustarse a las primeras de cambio, yo estoy aquí para saber.
Llevamos semanas sin rumbo fijo, o eso me parece, rastreando una zona concreta del océano donde dicen que se ha visto al kraken. No me puedo creer que esté participando en esto... Me aburro mucho en el barco, mi resignación es lo único que me queda. Las conversaciones inconexas con la tripulación no me satisfacen en absoluto. Quiero regresar a mi país y hablar mi lengua materna y comer comida de verdad, aborrezco ya el pescado mal cocinado que sirven cada día a cada hora...
Estas vacaciones llegan a su fin: hemos visto a lo lejos lo que todos piensan que era un kraken. Yo sólo he distinguido en el horizonte una mancha grisácea y sin forma, que por un momento ondulaba y escupía vapor. Los marinos me dicen que mis ojos no están entrenados para ver de lejos, que ellos otean y ven lo que yo sólo intuyo. Puede que tengan razón; el caso es que esta panda de incultos ni siquiera sabe nadar, cosa que no puedo comprender... Y temen mucho a la criatura, no quieren morir ahogados... Se cuentan entre ellos terribles historias y, por sus caras, las consideran verídicas. El capitán dice que arribaremos a una isla al despuntar el alba.
¡La isla no es una isla, la isla es el kraken! ¡El kraken es la isla! ¡Es tan grande como una isla, y hemos caminado por su lomo! ¡Me han tenido que arrastrar, porque me paralizaba el miedo y la sensación de irrealidad! ¡Toda la isla temblaba, resoplaba, zumbaba, porque era su cuerpo vivo! ¡Resbaladizo y viscoso, y han hecho una extraña ceremonia entre sus ojos para aplacarlo! ¡Y el monstruo ha acercado con un tentáculo gigante una enorme vejiga con su extraña tinta para nosotros, para que la Orden escriba sus textos sagrados! ¡Y luego que nos bajamos de él, ha parpadeado y ha desaparecido! ¡No se ha sumergido, ha desaparecido!
Y me dicen que la criatura no es de esta dimensión, que viene de otro espacio y que está pero no está, que por eso no la encuentran buscándola, sino invocándola, y que todo lo suyo, su tinta también, fluctúa interdimensionamente, y que sólo los grandes maestres de la Orden comprenden sus propiedades... Y yo necesito hablar con ellos, quiero saber, como científico, qué es esa fluctuación, cómo funciona, por qué y para qué... Y espero no enloquecer hasta acceder a ellos... ¿Qué serán capaces de hacer?
Ya no sé si lo he soñado, todo lo recuerdo muy confuso. Todos, tripulación y pasaje, hemos enmudecido, y tenemos cara de estar abstraídos. Alguna propiedad extraña tiene el efluvio del kraken, porque cambia a la gente que lo ha visto. A mí me está cambiando. Ya no me importa comer pescado medio crudo, y no hago más que meditar sobre lo que creí ver. ¿Era el kraken un ser o una especie de nave portadora de otros seres diferentes? Esos ojos fríos se me asemejan a escotillas por las que una inteligencia superior nos escrutaba... Prefiero pensar en tecnología antes que en mitología para lo que vi y sentí... ¿Vendría de otra dimensión o del mundo de los espíritus, como dicen las gentes del mar? Las dudas crecen en mí en cada nuevo encargo para la Orden. Ya no sé a qué amo sirvo...

Por Madame Eloise





Extract from the journal of Captain Rosenbow, 1895:

 As I stood across my port side there it was again, “My Kraken!” yes, that’s right, your heard me well it was “MY Kraken”. I had been hunting that monster since our last encounter four months ago. The last time we faced off he had taken something from me I have not been able to ever forget. It was the only thing that helped me keep my mind while travelling at sea. Maybe to some it may even sound foolish but to me that pocket watch was all I had.  You see, that watch was given to me on a late autumn foggy evening back in London the last night I saw her. It was out last night together, she was going away the next morning to travel to some far off land and she understood that my job was to sail the sea aboard my ship. We knew it was impossible to have anything serious between us, our minds knew but our hearts seemed to not want to listen to reason or logic. She was an adventurer, she loved to go all over the world in search of new things, she always believed that once the world was fully mapped the world would loose some of the mystery and magic that it held and in a way I believed her to be right. She came from a wealthy family and thus money had never been an issue for her, mind you, her recent voyages were sponsored by the museum of natural history in London as she was already making a name for her in the scientific community.
                I digress however, my apologies. As we stood under the cold light of the streetlamp above us she took out a small box from her purse and placed it in my hands. The box was made of leather with a red bow around it. I couldn’t bring myself to say anything and neither did she, so I proceeded to open my present. Inside the small box was a small silver waist watch. The outside of the watch was that of a ship that I like to think reminded her of my own ship. Never had I seen a clock as beautiful as the one I was holding in my hands. I proceeded to opening it and inside the phrase “May your voyages always bring you home.” I guess it was her way of telling me not to die out there and I as I put the watch inside my waist pocket I made a silent promise to myself to always comeback to her. I looked up to her and she finally  found the courage to do the same, and there, under that streetlamp, I dried with my hand a tear that had found its way out, even if she had tried so hard to keep it all inside, I then kissed her for what I thought would be the last time. The kiss could not have been shorter even if it had lasted a whole lifetime and then she was gone. No goodbye no promised and no last words to fill the silence between us. One look was all that was ever needed between us, and I was always too much of a coward to tell her how I really felt. Told myself that she could do better than a simple merchant captain. If I could go back I guess I would have held on and never have let her go and I would have never sailed to Boston three days later. Then again there was still so much I didn’t know between her and me.  As I said we parted ways that night and I was too much of a coward to tell her that my heart had left with her.
                During the next few days I spent getting the Virgil, my ship, ready to set sail for Boston. I had bought supplies and had taken a contract from a wealthy man, Mr. Ayode, to transport certain crates to the American port. I didn’t ask what was in the crates, I made it a policy to never ask questions I didn’t wan to hear the answers to, and It had worked fine for now. The Virgil was a simple ship, not big and not small and although a merchant ship it had offensive capabilities in case we encountered krakens or pirates that were becoming more and more common in the open sea between Europe and America. It had a lower deck with a few 8 incher guns mounted onto the sides and up top in the main deck it had 32 pounders in case we were facing something a little bit bigger than we expected.
                On the fourth day after saying goodbye to her we were set sail from England and it was all smooth sailing during the first week, even the ship seemed to be well carried by the wind in our sails and nothing worth mentioning happened. Even my first mate O’Hara was in a good mood and that was always a strange sight! On the fifteenth day without warning however at around seven o’clock we felt the first hit. I was in my quarters when it happened, I got up and as quickly as I could I fastened my sword and gun belt and shot out of my room and onto the main deck. “Did you notice that Mr. O’Hara?” I asked him. “Aye captain we seem to have been hit below captain. No major damage as of yet captain, I have Mr. Walsh looking into it sir.” He replied. Something however was still worrying me and I for some reason knew I couldn’t just ignore it. “Alright, everyone I want the 8 pounders and the 32 pounders ready and loaded on both sides and I want rifles and guns at the ready, I don’t want to take any chances” I commanded. My order echoed across the Virgil through the mouths of my officers and suddenly the ship had sprung to life. We couldn’t have know what was coming next, before I was able to see the creature the alarm echoed throughout the ship in the form of a scream, “KRAKEN!!” as I heard the scream from the water emerged the monster. He arose from the port side of the ship and his tentacles had already hit my main deck killing instantly one of my crew. His name, unknown to me at that point. A second later I gave my next order and told the quartermaster to hand out the rifles and to get ready to fire on my command. After having spoken I finally was able to look upon my foe. His tentacles were not the only thing that was out of the water and his face, if you can ever call that a face was now fully visible. It wasn’t my first kraken I had fought two other before that one in the war when I was much younger and then on another merchant ship. On both instances I had managed to get away unscathed from the conflict however this one seemed different from the very moment I laid eyes upon it. His eyes were yellow and he was a large specimen, majestic even. Its tentacles were different shades of purple but the majority of the beast in front of me was of a white overall color. At that moment he let out a screeching sound and as he opened his mouth we were able to see its rows of teeth. The mere sight of all this sent shivers down my sailors back, even my own. Time seemed to have stood still at that moment. “Captain!” O’Hara called, “Captain! What are your orders?” he asked again as if telling me to sap out of it. I looked at my helmsman and ordered him to break right as much as he could but he replied by telling me that the beast had us in its grip.

                The beast was getting dangerously close to the ship now, my men were forming on the port side of the ship as I instructed them, getting ready to fire the first volley at the beast. First I ordered the 8 pounders on that side of the ship, some inflicting what seem only a nuisance to the beast more than any real damage. I proceeded to fire the 32 pounders, I saw one hit near the eye of the beast and at that moment the beast let out an angry scream from what I hoped was the pain caused by it. I told my men to steady their aim, I could see the fear on their face specially coming from the youngest members of my crew. “Aim true men, aim towards the eye, we need him off my deck!” I shouted. I breathed heavy and ordered the first volley to fire. They were carrying most of them the 1885 Winchester model bought by me after my last run to Boston where instead of money I traded my ships cargo for guns whereas to defend my ship against such monsters. I ordered only one shot to see how the beast would react, at its indifference however, I ordered my men to fire at will. Having said this I must explain that my crew was no bigger than a handful of soldiers. I had thirteen men under my command, two officers, one first mate and my quartermaster. At this point everyone  was engaging the beast although it seemed to turn slightly in order to cover his eyes and as he approached us he tried to inflict some damage of his own using his tentacles. He grabbed Marty, one of my youngest sailors and threw him across my ship, the sheer impact against the wall broke his neck and killed him instantly. His face told the horror of his last moment on Earth and I bowed in silence to avenge him and the rest of my men that had already fallen to this Monster. We had been taught that Kraken were mere monster incapable of thinking but from my three encounters I knew this was bullshit and I knew this monster had something planned to kill us all. As it finally arrived on my port side its mouth opened and bit down on the side of my ship, the force so strong it tilted the whole vessel and sent some men overboard, myself I was able to hold on to the rudder which prevented me from falling over, while gazing across the ship towards the beast I saw a path that could get me into close quarters with the beast and a direct path towards its eye! Maybe, just maybe if we took and eye out the beast would retreat in agony. I didn’t have time to second guess my own thoughts I took my gun out, an American colt on my left hand and on my right my trusted blade and started running towards its tentacle, I jumped on it  as quickly as I could, O’Hara was probably looking at me at that moment furious as hell that I was putting myself in so much danger, he probably even cursed at me but I couldn’t really say as the only thing I could hear was the beast and the sound of my own thoughts and heart racing. I followed the plan and before I knew it I was in distance to the eye, I raise my gun but at that moment the beast jerked its tentacle and caught me by surprise I had to drop my gun in order to hold on to its tentacle. The gun was lost at sea and I had to climb quickly to get back on my feet, there was no other way I had only but my sword now, I thrust my sword into its eye, blood shot at me like a hose and a roaring cry was let out by the monster, the next few  moments were a bit hazy as I fell into the water, I fell and immediately felt the cold of the water, at the same time the beast had released the ship in pain and was screaming from the wound inflicted by me, I will never forget that sound, according to my men the beast retreated as I had hoped in agony shortly after, while all this happened I was being pulled down by the sea and the weight of my clothes, and to be honest, I was letting it. No shame in dying at sea if its to save your men. However just before passing out I felt someone grabbing me by the waist. I  later found out it was O’Hara that had jumped in to rescue me.
                The next few days I was in and out of slumber constantly and it was on the fourth day I was finally able to ask my first mate of what had happened after the attack. He told me that five members of my crew had died and that 3 others had been injured. The ship itself was sailable and repairs had been already started on the portside of the ship. I was also told that we were still on our way to Boston, as he knew I wouldn’t want to be late with my delivery. I couldn’t have asked for a better friend in O’Hara and I still wonder to this date why he stayed under my command. He was a worthy fellow, a proud Irishman with a red full beard and hair, a tall and strong man having in mind his Irish nature, nonetheless, he had grown to be invaluable to me, as my first mate and as my friend. I thanked him and promised to buy him a drink when we arrived for saving my life, in turn I was surprised to hear that it was him and the crew who would buy me a drink after risking my life in saving them from the Kraken. I asked to be left alone with my thoughts and he did so promptly. As I arose from my bed I went to my waist and looked in its pockets, it was then that I realized for the first time that I had lost the watch. I couldn’t believe it, I searched and searched all around my room but it was nowhere to be found, it was fools errand as I knew I always carried it with me. I must have dropped it as I fell from the beast into the sea. The best had taken five of my men and the only trinket or object that she had given to me, the only tangible memory left of her was that watch and it was at that moment that I swore I would have my revenge.
                After having dropped off my haul of at Boston, I hired 4 new crewmen for the Virgil. I explained before setting off again that this was no normal merchant ship and that I was in search of the monster that had taken the one thing I held dear and that I was ready to spend and take all the time needed in doing so. Anyone who was afraid or wanted to leave for better ships or other jobs were free to go now, but that there wouldn’t be any second chances. My crew promised loyalty O’Hara, Enzo and Kelly were the first to pledge their loyalty to me and my mission and the rest of the crew was soon to follow. We loaded the Virgil and set off to sea once again with a simple mission, to find that Kraken and end what had begun.
                Once again it took us a few weeks to run into the beast again, but there it was, as it had been that faithful afternoon some months ago. This time however a scar and a black hole was were his eye used to be, when I realized the damage I had done I have to say I  was happy for the damage I inflicted him as he had inflicted upon me and my ship. Everything played out the same was as the last time the only difference was that this time he was attached to the bow of the my ship. I had a straight line to its other eye and this time it was personal, So as I said previously there it was “My kraken,” dear reader this was no mere fight for survival this time it was revenge. I ran down the stairs with my sword at the ready this time it was going to be me or him I ran up his tentacle and onto the last plank of wood that separated me from it, I knew the plank wouldn’t get me close enough, I had to jump and thus I did, I lunged from the plank and on the air readied my sword for its other eye, how could I have known back then what would come of that battle...

By Capt. Aiden Rosenbow





Eugéne

Es once de septiembre, y acabo de salir del monorraíl que une Queens con Manhattan. Hace mucho calor, y los cristales están grises, para variar. Es por el humo de la locomotora, una de las decenas que llegan y parten cada minuto. Salgo por la puerta veintitrés. Cualquier periodista, detective privado, investigador, “profeta-del-fin-de-los-tiempos”, y/o cosas peores le daría o rebuscaría en la importancia que tiene el maldito número 23. Yo no. Yo soy una persona normal… o eso creo. Contable, para más señas.
Nada excitante en una ciudad en la que hay magos, brujas, vudú, sectas extrañas que adoran “a lo de fuera”, una “pequeña” Oficina Interuniversal de Galaxias Unidas, doscientos quince buques de guerra ingleses… y el “Edificio del No”.
Trabajo en una oficina, en la torre tres. Piso cuarenta y siete, la quinta oficina a la izquierda según se mira hacia el norte. Siempre hacia el norte, decía Pequeño Will. Torre tres, seguro que el arquitecto era bueno, es la tercera torre más alta. Trabajo en la tercera torre, sí, haciendo cuentas. Desde mi ventanilla veo la torre uno y la torre dos. Y como si fuese una fila de hormiguillas de colores entrando y saliendo de ellas sin descanso.
La mañana era muy normal: las cuentas estaban bien, los índices eran correctos, y en la radio sonaba la misma música que de costumbre. Hasta el café tenía el sabor insulso de siempre. “Vaya día de mierda”, pensarás. Pues no, a mí me gustan los días así. Tenía que pasar algo que estropease mi día.
Un maldito Kraken volador. Sí, la gente gritaba a mi alrededor. Yo sólo digo que es un maldito Kraken volador porque claro, soy una persona muy tranquila. Y en sí decir esas palabras genera molestia. Tanto como verlo. Le precedió un temblor, que… mira, ¡mis estilográficas están estratégicamente situadas a la derecha de mi máquina de escribir! Si fuese más pequeño o se moviese con lentitud y no hubiera creado ese temblor, hasta admiraría al Kraken volador, ¡pero no! ¡Movió mis estilográficas de colección!
Al susodicho Kraken del que he hablado le siguió un ruido… el de los Zepelines intentando llegar a su posición. Con sus bocinas intentando imitar el sonido de los Cachalotes (aunque es un Kraken volador, ¿por qué tendrán que tenerle miedo a los cachalotes? Y lo que es más intrigante, ¿por qué los zeppelines tienen bocinas que imitan el sonido de los cachalotes?)
Total, que el Kraken se estrelló contra la torre dos. Y del estruendo, ¡mi mechero se cayó al suelo! Total que con semejante barullo, ¿quién puede tener una vida fácil, feliz y ordenada?
¡Vaya mierda de día, con lo bien que había empezado!

Por Jorge Ayesa Betrán



El monstruo de su vida

El Cap. Dubhghaill observaba el mar desde la cabina de mando.
- Las aguas se han oscurecido y parecen algo agitadas, Capitán - comento el timonel
- Nos acercamos al lugar que Mr. Rohnen nos comentó en el que se habian observado avistamientos de Gargantúa.- dijo el Capitàn.
En un visto y no visto una gran sombra cruzó el océano pasando bajo el barco a una velocidad endiablada. Todos los marineros no pudieron evitar asomarse nerviosos por la borda. Perseguir un Kraken e intentar darle caza no era como robarle un caramelo a un niño. Una sacudida hizo que el Fenrir, el gran barco de caza que gobernaba el Capitán Dubhghaill se alzara varios metros sobre las olas. Uno de los grandes tentaculos habia golpeado el casco de la nave y eso habia conseguido miedo en los grumetes pero más determinación en su capitán.
- Resumen de daños! - gritó Dughghaill.
- Una de las bobinas han sido desplazadas por el golpe y una de las turbinas ha sido afectada, Capitán. - respondió un marinero
- Cuanto llevará arreglarlo?
- Al menos 1 hora para recolocar la bobina y 2, o puede que 3 en arreglar la turbina
- Maldita Hester! Tu y tus caprichosos viajes!- maldijo el capitán.- Si ella estuviera aquí la llevarian 10 minutos arreglarlo todo. Por Odin que te maldigo!
Dubhghaill volvio a otear el océano y vió que la criatura se habia detenido no mucho más de una milla por delante de la nave.
-Aaaarhggg! Maldito Stampton! El y su idea de hacer una batida por el mar seperando a mi flota . Sin Archibald, Jasper, Violet y Vernon me tocará hacerlo a la vieja usanza.
Dubhghaill salió de la cabina de mando y se dirigió audaz hacia su camarote. Abrió un armario y de ahí sacó una caja de grandes dimensiones que puso sobre su mesa. Cogió una llave que colgaba de su cuello y abrió la cerradura. Ahí estaba, su viejo amigo. Un exoesquelero de cobre fabricado expecíficamente para él y que servia para multiplicar la fuerza del brazo que quedó afectado tras la guerra.
- Tyr, viejo amigo, otra vez juntos.
Se ajusto el exoesqueleto y dirigió la mirada por encima del ojo de buey que se situaba  a su espalda.
- Tú tambien vendras conmigo! - se sonrió Dubhghaill.
Y echó mano al enorme y viejo arpón. Como un rayo salió de su camarote aramado para la caza. Rápido pidió que le ayudaran a colocarse la escafandra y el casco conectado a un generador de aire por manivela y una vez listo se lanzó al mar. Despies de unos minutos nadando llegó a una distancia prudente donde por fin podia ver con claridad al monstruo. Para su sorpresa se encontró que mo era Gargantúa quien estaba alli sino Skädi, la hembra de Kraken que perseguia desde sus inicios en esta profesión y que nunca habia conseguido atrapar. Pero vió algo raro en ella, una gran laceración recorria su cuerpo. Ante esta imagen Dubhghaill se dió la media vuelta y volvió al Fenrir.
- Capitán, hemos conseguido que funcione la turbina, asi que podemos salir a cazar ese demonio cuando usted lo mande, señor.
- Da media vuelta, Darrel. Nos volvemos a casa
- Pero Capitán! - replicó el marinero
- Esa muchachota está herida, seguramente por el ataque de un leviathan. No seria honorable aprovecharme de eso.
Dubhghaill se dirigió a proa y miró fijamente hacia el lugar del océano del cual habia vuelto.
- Esta vez te dejo marchar, pero pronto nos volveremos a ver Skädi, y esa vez uno de los dos caerá

Por Hluot-wig The Wolf Dubhghaill






Krakens como animales de compañía: ADOPTE, NO COMPRE

He aquí un gran problema de la sociedad actual: se compran demasiados krakens, mientras a los viejos se les abandonan en lagos, ríos y piscinas.
Los viejos pueden ser de grandísima utilidad: pueden contarles secretos de sus antiguos dueños, pueden tener habilidades ocultas o simplemente hacerle compañía (¿quién no quiere un adorable kraken canoso y blanco que le da abrazos mientras le echa tinta gris en la cara?).
Son compañeros adorables, leales e incansables. Y sus ojos son aun más poderosos y convincentes que los de un lindo felino extremadamente peludo de tamaño pequeño (comúnmente llamados gatos, pero igualmente peligrosos que los grandes gatos de África).
No debemos olvidarnos de aquellos krakens creados por la mano del hombre. Solo hace falta arreglarles un par de engranajes y añadirles un par de tentáculos de color bronce y estarán en perfectas condiciones. No. En condiciones aun mejores, ya que le estará eternamente agradecido por su adopción.
Adopte un kraken, no un gato. Los kraken son mas grandes, no le dejan montoncitos de pelo en las esquinas de la casa y son igual de adorables.
Y sus hijos querrán un compañero de aventuras e historias que le cuenten con todo lujo de detalles cómo derribaron una y otra vez al Capitán Nemo y a su maligno submarino que intentaba dominar sus territorios y vencer al Rey de los Kraken y a su estirpe.
Si las anteriores razones no le convencen, esta lo hará: cuando el kraken le lama la cara, será un beso lleno de amor y agua, no como el gato cuya lengua es rasposa. MALDITOS GATOS.

Por Marina González




KRAKENS, STEAMPUNK, GENTE QUE SE PIERDE Y QUE SE ENCUENTRA, Y OTRAS PEQUEÑAS COSAS

“En ocasiones en las noches despejadas y con luna llena se pueden observar cosas curiosas en el mar. Especialmente en aquellas noches en las que el mar está en calma. Aquella noche no se escuchaba ni el viento soplar y sólo el discreto romper de las olas en la playa rompía el silencio. Gus estaba sentado en la orilla tranquilamente mientras Morani a su lado leía un libro. No montaban guardia, sólo reposaban la cena antes de irse cada uno a dormir. En las cercanías se podía distinguir la luz de la casa de Annabelle donde ésta descansaba ya.
Y en esa perfecta escena de calma se encontraban hasta que Gus, abriendo mucho los ojos, agarró a Morani del brazo sacándola de su concentración en el libro.
-¡Mira! –le dijo con un susurro que sonó desesperado- ¿Qué es eso?
Morani, asombrada, levantó la vista del libro y abrió la boca de puro asombro. Cuando pudo hablar respondió:
-He visto muchas cosas pero eso… ¡nunca!
-Ve a buscar a Anabelle, tiene que ver esto –dijo Gus levantándose y cogiendo su espada.
-Pero ¿por qué me sacas de la cama ahora que por fin había logrado dormirme?
-¡Esto tienes que verlo! –gritó Morani tirando del brazo de Annabelle hacia la playa.
Cuando las chicas llegaron, todo lo que se veía en la arena era una criatura gigantesca, de al menos varios metros de largo, con grandes y numerosos tentáculos, algunos de ellos separados del cuerpo por tajos de espada. Annabelle pensó que habría muerto por quedar varado, pero Morani insistió en que hacía un momento se dirigía directo hacia ellos, levantando una nube de espuma a su paso y moviéndose frenéticamente.
-Es el kraken… -dijo Annabelle en un susurro- y está muerto.
-Lo mató Jaques en una lucha épica.
-¿Qué dices Morani? Jacques está en Francia, hace años que no nos vemos, se quedó en la corte cuando volvimos a casa.
-Acércate y podrás verlo –contestó Morani señalando impaciente hacia el cadáver del calamar gigante.
Cuando Annabelle se acercó escuchó las voces de dos hombres, uno de ellos era Gus y el otro era… sí, sin duda era la familiar voz cascada de Jacques, el maestro de esgrima. Corrió hacia él para darle un abrazo.
-¡Por fin os he encontrado! –exclamó el espadachín abrazando a Gus, Morani y Annabelle- Hace meses que partí de Francia en vuestra busca y por fin he llegado a la Martinica.
Tras soltarse de su abrazo, los amigos ayudaron a moverse a Jaques, que estaba bastante maltrecho y con la vestimenta hecha jirones. Sólo conservaba su espada ropera, manchada de tinta negra. Con una mueca terrible, miró el cadáver del kraken y continuó su historia:
-Partimos varios navíos de Calais un día nublado de noviembre, aunque el viento nos era favorable. Esperábamos arribar en un tiempo relativamente corto, pero a unos cuantos días de vuestra costa empezaron a desaparecer los barcos misteriosamente en un extraño banco de niebla. Ni siquiera se podía escuchar nada en esa niebla espesa. Perdimos tres navíos y ya sólo quedábamos nosotros.
Sin que pasase apenas otra jornada más, vi esa cosa emerger y agarrarnos por la proa, partiendo las cangrejas y varios mástiles más, destrozando marineros… y sólo recuerdo caer al agua y subir a un trozo de madera de deriva antes de desvanecerme. He pasado varios días a la deriva sin ver tierra ninguna pero como si de cosa del destino se tratara, ese bicho intentó devorarme. En medio de la encarnizada lucha, conseguí cercenarle algunos de sus tentáculos y como si a matarse a propósito fuera varándose, acabé en vuestra playa donde por fin le di muerte. Como podeis ver, estoy bastante herido y magullado, pero vivo para contarlo. Así que tendré que dar gracias por haberme enfrentado al diablo si el premio era encontrar de nuevo a mis amigos perdidos.”
-Esta historia es un truño, Anna, que lo sepas –dijo él mientras se servía una taza de té del samovar, en el vagón camino del trabajo.
-Qué quieres, tío, la he escrito de forma improvisada –contestó ella, malhumorada, agarrándose para no caerse con una pequeña turbulencia- Me retaste a escribir algo con un kraken. Y no es peor que tu paranoia acerca del edificio del NO y el contable neoyorquino con TOC.
-Tu historia no tiene nada de steampunk. – Sentencia Jorge mientras se termina el té de un trago y se ajusta las goggles y el propulsor para bajarse del vehículo, junto con bastantes pasajeros.
-¡No te atreves a decirme eso cuando nos bajemos del aerotren! –grita ella con los brazos en jarra.
-No, y porque sabes que tengo que correr para hacer el transbordo a la otra línea, que en esta estación de una plataforma a otra hay un buen trecho – dijo él mirando su reloj de bolsillo.
-Te veo a la salida del curro, no te me pìerdas otra vez, cansino- le señaló ella desde dentro del vagón mientras él salía- y espero que tengas mejores argumentos o una historia nueva para contestarme esta tarde.
- ¡Ni lo dudes! ¡Y cuidado con el kraken de oficina, es un mal bicho!

Por Anna Whateley





La misión 1899 XLII-c

Menos mal que la tecnología desarrollada en la Universidad de Praga en el 1903 pudo rectificar todas las secuelas físicas de la misión 1899 XLII-c y hasta dotarme con un ojo derecho nuevo.
Sigo con problemas para conciliar el sueño, eso, sí. A pesar de las terapias que la Universidad de Miskatonic me ha brindado, son muchas las noches que paso en vela.
Es entonces que llevo mi carpeta de apuntes al conservatorio de plantas exóticas, un espacio dedicado hace 180 años a cultivar los ejemplares botánicos encontrados en las misiones encomendados por mi Universidad. Ahí sentado repaso los folios de grafeno y procuro dar sentido a lo que presencié en 1899.
Que sepa yo, la investigación a la misión 1899 XLII-c nunca ha sido publicado. Es comprensible, desde luego. Sobre todo, el relato de la confusión reinante al final hace una lectura horripilante.
Sin embargo, a mí me quedan muchas dudas al respeto a los acontecimientos. Después de todo, una expedición cuya meta es capturar un joven kraken del aire no tiene nada en particular. No digo que es algo sencillo, pero sí que hemos perdido menos investigadores en esa actividad que en las expediciones a la Antártida, por ejemplo.
Todo desarrolló con total normalidad. Las preparaciones del equipaje, la elección de los investigadores, todo normal. Embarcamos en el Merling King como siempre y gozamos de un viaje sin incidentes. Llegamos a la Bahía de Lorath y subimos a los altiplanos en los dirigibles como siempre. Los exploradores nativos eran agentes con mucha experiencia y nos llevaron a unos nidos de acceso bastante fácil.
Y luego...pasó lo imposible.
Dr Henry Armitage ha repasado mis apuntes. Aunque es el bibliotecario de nuestra universidad y no el jefe del departamento de zoología, él siempre ha mostrado bastante interés en mis apuntes del desastre. También es de los pocos que dan crédito a mi versión de lo que ocurrió.
La explicación oficial que fue difundida en la prensa popular hablaba del sabotaje de los rifles Tesla por una universidad rival, un sabotaje mundano, eso sí. Un sabotaje improbable, pero creíble, a final.
Bastante menos creíble es la verdad. La verdad es que mientras cargamos los tres jóvenes krakenes en sus jaulas a borde el Merling King, de repente vislumbramos una veintena de krakenes adultos bajando desde las alturas hacia nosotros, cada uno luciendo una armadura que repulsaba las descargas de los rifles Tesla nuestros.
¿Krakenes con armadura? ¿Krakenes organizados y siguiendo una estrategia coherente contra nosotros? ¿Krakenes capturando los rifles Tesla y usándolos contra nosotros? Sé lo que vi. Soy la única superviviente de la misión 1899 XLII-c.

Fmdo: Prof. Cecily Cogsworth




Solicitud de inversión A167-1


Estimados miembros de la Junta de Accionistas de la Compañía del Atlántico Norte,


Me dirijo a ustedes para llevar ante su atención los acuciantes problemas que están sufriendo últimamente las divisiones operativas de pesca tanto tradicional como mecanizada en lo referente a un espécimen particularmente vicioso en su comportamiento, que ya ha sido bautizado como Caribdis. Estoy segura de que ya habrán tenido noticias de los recientes acontecimientos según se relata en las circulares 36 y 48 del año en curso, de las cuales paso a incluir extractos que he considerado ilustrativos:


[…] un ataque para el que las defensas resultaron inútiles, incluidos los arpones pneumáticos. La única excepción fueron los acumuladores voltastáticos de descarga del casco, si bien su efecto se apreció notablemente menor que en otras ocasiones. Los supervivientes afirmaron no haber llegado a ver el cuerpo de la criatura puesto que nada más que sus tentáculos aferrando el barco ya superaban en altura al palo mayor y […]


[…] estimándose en base al tamaño de la ventosas mayores una edad superior a los tres siglos, lo cual le otorga la categoría de tipo A, informalmente denominada “ancestral” por los empleados de la compañía. […]


No se había encontrado a un kraken de estas proporciones y esta virulencia desde los primeros avistamientos de Gargantúa, un macho que nunca ha sido capturado ni estudiado y que ha permanecido ilocalizable durante los últimos quince años […] pero en este caso se trata sin lugar a dudas de una hembra por los patrones confirmados en su piel.


Como ya sabrán, hemos perdido dos barcos en lo que va de año debido a este ejemplar y el Capitán Dubhghaill, Director de Operaciones, cree que la nave perdida en agosto del anterior es muy probablemente achacable a Caribdis de igual manera. Urge tomar cartas en el asunto, así que tras una reunión con él y con Hester, Primera Mecánica de la Compañía, procedo a remitir una serie de puntos para su consideración. Si bien en esta carta se enumeran someramente, en los anexos se detallan en profundidad, incluyendo la cantidades económicas que se solicitan para el desarrollo e implementación de cada uno:


  • Puesta en funcionamiento de una flota de submarinos de carácter exploratorio para mapear la presencia de krakens potencialmente peligrosos como la que nos ocupa. Los métodos convencionales de detección de presas resultan inefectivos en las zonas de gran profundidad, lejos de la plataforma de las islas, donde habitan especímenes como los citados. Por supuesto, irían equipados con material defensivo de gran potencia, y propulsores reforzados para acciones evasivas. Por favor consultar anexo titulado “prototipo subacuático K3”.
  • Retomar los diseños de la nueva línea de buques de gran tonelaje que fueron abandonados en años anteriores debido a los recortes presupuestarios. Es imperativo disponer de equipamiento de última generación si se pretenden expandir las operaciones más allá de la zona actualmente cubierta, puesto que se entra en territorios ocupados por krakens de clase A y B1.
  • Despliegue de las plataformas de investigación 2 y 3 en las inmediaciones de las zonas de avistamientos, con la correspondiente escolta y provistos de dirigibles de emergencia para evitar repetir el lamentable incidente de la plataforma 1 hace ya tres años.
  • En línea con la anterior propuesta, instalación en ambas plataformas de nuevos sistemas de acumuladores de carga con capacidad para afectar incluso a los clase A. Particularmente en este punto la inversión es totalmente irrenunciable a pesar de su monto: la única medida disuasoria eficaz contra un kraken es la liberación de un acumulador ambárico en el agua, afectando a su delicado sistema nervioso temporalmente y haciéndole huir.
  • Finalmente pero no menos importante, se solicita una partida presupuestaria extraordinaria específica para la contratación de nuevos marineros, incluyendo la parte correspondiente a los seguros de defunción.


Espero que mi participación y respaldo en esta solicitud ayude a ilustrar la gravedad de la situación. Como podrán imaginar, no es un escenario sostenible dada la pérdida de personal cualificado cuya formación ha corrido a cargo de la Compañía, y su obligada sustitución por activos laborales mucho menos experimentados y que por añadidura exigen pluses por peligrosidad.


Quedo a disposición de ustedes para cualquier consulta a plantear con un atento saludo,


Selminne Cespari
Directora de Recursos Humanos
Primer edificio administrativo
Krakensport
Isla de Vágar, Islas Feroe


Por Eric Rohnen

martes, 14 de marzo de 2017

Etimologia y curiosidades Vol.3 Dinero.

Tras la reciente visita al Museo de Arqueológico Nacional (MAN) y ver la mayor parte de la exposición, recordé el curioso origen de la palabra Dinero.

Dinero, es una palabra medieval que denominaba una divisa, usada en castilla, a su vez procede del Denario, otra divisa, esta de origen romano, cuya palabra procede de Deni, que en latin significa diez (Numero).
Aquí podeis observar la evolución etimología de la palabra Dinero.

Dinero-Denario-Deni
Deni-Denario-Dinero

En la actualidad la palabra dinero representa, no una unidad monetaria (Divisa) sino el conjunto de todas las unidades monetarias de la que uno es poseedor, es decir el dinero que tiene en el Banco o en el bolsillo, sin importar si la divisa son Francos, Euros o Libras, por citar algunos ejemplos de Divisa monetaria de los muchos que existen.

y para finalizar vamos a hablar de algunos de los procesos históricos de la acuñación de monedas.

Para acuñar una moneda necesitas diversas herramientas, así como el material del que esta hecha la moneda,

Cuanto mas Oro o mas plata contiene la aleación de una moneda mas valiosa es, aunque si posee demasiado oro o plata es endeble por eso empezaron a usarse aleaciones, además de que el uso de una aleación abarata el coste de creación de la moneda por que reduce el gasto de material noble.

Las monedas se acuñaban por estampación, es decir que el metal en estado ductil, calentado para facilitar el proceso, era colocado en un broquel, un recipiente que tenia la forma que se deseaba dar a la moneda grabada o tallada a contra forma, y se golpeaba para producir la otra cara con un martillo la otra cara del broquel, el material sobrante se recortaba y volvia a calentar para unirla a la aleación con la que se producen estas monedas, con el paso del tiempo este proceso evoluciona, siendo menor la intervención de los artesanos con los martillos y se usan prensas para producir la estampación.

jueves, 9 de marzo de 2017

La familia Bauer. Tercera parte Hans Hendrich Bauer

Tuve el honor de conocer a Hans en su primer viaje a La pérfida Albion, no era un viaje de placer, se le había exigido, durante su estancia en el Carió, a la vuelta de una larga expedición que viajara a Londres para entrevistarse con su el Dr. Livinston y su majestad, los soldados que habían tenido a bien llevar el mensaje no lo expresaron de manera tan educada como lo hago yo, de hecho profirieron numerosas amenazas y le apuntaron con sus sables algo que para dos de los seis soldados fue un error fatal.

Herr Bauer es un Naturalista, pero es un Naturalista de acción, le gusta explorar hasta la mas mina abertura en las colinas tomas muestras de tierra, flora y fauna para su registro, y son celebres sus peleas a brazo partido contra leonas y osos, algo que los soldados debían desconocer.

Es fácil menospreciar a Hans, al fin y al cabo es un hombre bajo y nervudo, velludo y vestido siempre con su sempiterna ropa tradicional del Tirol, sus pantalones de cuero hasta la pantorrilla y sus tirantes de cuero, en la región de la que procede, casi todos los hombres visten así, pero no por eso hay que burlarse de ellos, es mas en mi humilde opinión ese fue el gran error de esos jóvenes soldados.

herr Bauer, les lanzo una mirada, esta era una advertencia silenciosa, el insulto a sus ropas le había ofendido notablemente, entonces uno de los soldados zarandeo el sable delante del rostro del naturalista, el efecto fue muy distinto del que esperaban los soldados pues aquel soldado se vio enseguida doblado por la fuerza explosiva del naturalista que como dijo uno de los compañeros del difunto soldado, vio como una nervuda rodilla golpeaba con fuerza inusitada en sus pendientes reales, la mano aferraba la del soldado y la conducia, guiando la espada hacia sus propias tripas.

la imagen es hoy tan vivida como el dia que se produjo, el segundo soldado en reaccionar fue tan rápido como el primero, mucho entusiasmo pero poca practica, el Naturalista se zafo de el, le rodeo y le aprisiono con sus fuertes manos usándole de escudo contro el resto de los soldados que ahora disparaban contra su cautivo camarada, una, dos tres y cuatro balas ingles mancharon de escarlata la polvorienta casaca del soldado.

Lo ocurrido a continuación fue muy extraño, pues Herr Bauer se rindió y accedió a acompañar a los soldados a Londres, pero no en condición de cautivo sino de Invitado, Yo fui testigo de ello, la charla con los dignatarios ingleses y franceses afincados en el Cairo, los medios de prensa europeos, y claro esta el documento firmado.

Aun a dia de hoy pienso que el Naturalista dispone a su servicio de un angel guardian o talvez de un secreto tremendo sobre alguien importante, o simple y llana hechicería africana, aunque se que en realidad es el Aura de confianza emana, tan densa que se podría cortar con un cuchillo.

Consegui embarcarme en el Zepellin militar, y orgullo de la reina llamado el conquistador real, el mismo dirigible en el que transportaban al Naturalista hasta Londres, el viaje fue casi tranquilo, el capitán un hombre de mundo se hacia rodear de buenos tripulantes, y usaba sus ratos libres para jugar a croquet en el almacen, este juego fue el único motivo de diversión en el que coincidi con el Naturalista.

El capitán gustaba de tener nuevos rivales. y es por ese motivo por el que yo y el cautivo fuimos invitados para jugar en tres ocasiones, En las dos primeras el capitán gano con solvencia, la tercera jamas llego a concluir.

El Cinquestador real, fue atacado durante nuestro juego, el capitán abando el juego a la mitad para ir al puente, un navío pirita se había aproximado y había empezado el asedio, el zepellin pirata era una nave pequeña y manejable que había descendido de entre las nubes y se había colocado en nuestro punto ciego, el abordaje fue rápido y la lucha en el interior del aéreo navío fue cruenta, yo me quede rezagado, mientras Herr Bauer avanzaba por el navío con la maza de croquet en la mano, no volví a verle a el y a el Capitán hasta que el asalto fue repelido, la escena era dantesca, el pasillo de metal estaba plagado de sangre, el cuerpo de un tripulante yacía en el suelo, sentado contra la pared, con su cabeza rota de parte a parte, al doblar la esquina vi a Hans, fumaba en pipa, a su alrededor había un sin fin de cuerpos, y todo estaba plagado de salpicadoras de sangre, pude ver que la mayor parte de los cuerpos eran de piratas, pero no aprecie ni cortes ni balazos en sus muertos cuerpos, entonces recaí en el mazo de croquet, roto y descartado a un lado, ensangrentado. Herr Bauer me miro, dio una calada lenta y profunda a su pipa, y dijo con voz cavernosa, -Mi hermana me va a matar, ella me regalo estos Lederhosen.

No volvimos a mencionar lo ocurrido durante todo el viaje, aunque el capitán, como supe después regalo a Herr Bauer el roto mazo de croquet, enmarcado, con una placa de latón, que rezaba así - "Por su gran aportación al juego del Croquet Defensivo"- y como he sabido de manera mas reciente ese presente se encuentra colgado en las paredes de Rote Rose, para recordar algo a quien se enfrente a los Bauer. y ese algo para mi esta muy claro, -"Mas vale que nos mates o lo lamentaras".

Su llegada a Londres no paso desapercibida, tan pronto como aterrizo un destacamento de casacas rojas estaba esperando para escoltarle, pero también una muchedumbre, al fin y al cabo ese hombre era el descubridor de tierra hueca, un mundo entero talvez mas grande que las islas británicas aun por explorara y colonizar.

Los periódicos, incluyendo el mio dieron parte de la noticia, y eso dejo a la corona con las manos un poco atadas, No era un secreto que Hans Hendrich Bauer odiaba a la corona británica y que la corona lo odiaba a el, en muchas ocasiones se le había exguido que guiara a los exploradores Britanos a tierra hueca, o que revelara la entrada a este lugar, y se había negado.

La entrevista con su majestad no se hizo esperar, el insistió en verla de inmediato, para poder marcharse de la Perfida Albión antes del próximo amanecer.

Los ministros de protocolo insistieron en que descansara y se aseara y le llevaron a un alojamiento custodiado por soldados, cuando a la mañana siguiente fueron a buscarle le encontraron asomado en el balcón de la residencia sentado en el poyete fumando su pipa de hueso y con las mismas ensagretadas ropas que había traído, ola a sudor, a sangre y a suciedad.

- Señor Bauer, cámbiese de ropas para la audiencia con su majestad- dijo uno de los encargados de protocolo- esas ropas que viste no son aptas- El tono del funcionario fue correcto aunque temeroso, el Aspecto del sonriente Hans debía ser terrible con su pelo leonino cubierto de salpicaduras de sangre seca.

- Estoy listo para ver a esa tal Victoria, pero no vere al Herr Livinston amenos que este este empalado en una pica- dijo con una sonrisa de oreja a oreja, mientras limpiaba la pipa con su meñique, dejando caer la ceniza contra el blasón de la corona, en lo que el funcionario denomino, según mis notas de la entrevista, como un muy sacrielego acto de desidia.

La reunión se realizo a medio día en un salón de piedra, con enormes ventanales, una miríada de lacayos había preparado el lugar para la entrevista, por orden de Sir livinston se había adornado con flores y pieles de animales por el suelo, mapas y otros muchos objetos que el consideraba apropiados.

Hans Hendrich Bauer arrugo la nariz tan pronto como llego a la sala, los dignatarios Britanos se agolpaban allí, y Livinston vestia como un caballero, un acto que no paso desapercibido para en Naturalista Tiroles.

Los cuchicheos sobre el espacto de Herr Bauer fueron creciendo hasta volverse una cacofonía, y no se acallaron Hasta que la reina hizo acto de presencia. esta llego vestida con numerosas capas de ropa y como posteriormente afirmo Herr Bauer parecía una cabaretera emperifollada hasta las cejas, en lo que los medios británicos recojieron como el mas sublime vestuario jamas usado.

La entrevista fue lenta, pues Herr Bauer se negó a responder a las numerosas preguntas que le formularon y las respuesta que dio fueron todas en la lengua que usan los germanos del Tirol, aunque yo soy consciente que habla ingles y francés con fluidez, pues yo mismo había conversado en ambos idiomas con el.

La muchedumbe se redujo, hasta que solo quedaron una decena de personas, el propio Livinston se marcho aludiendo que nunca se había sentido tan ultrajado, y muchos le acompañaron, Habían pasado tres cuartos de hora y la comida se serviría pronto...

Entonces Hans hablo, lo hizo con un ingles académico, saludando en voz baja al catedrático de geografía de Oxford quien ya hacia rato había tomado asiento, hablaron despacio, intercambiando frases de cortesía. Fue entonces cuando la Reina ofendida por el comportamiento del naturalista exploto y a gritos le exigió- Bauer, por que se ha negado a hablar hasta ahora- La furia era patente en su voz- es que acaso no sabéis quien soy?

Hans se giro lentamente, saco la pipa de su bolsillo y la tabaquera y empezó a rellenar la pipa, con extrema lentitud, encendió un fósforo contra la suela de su zapato, dio una calda y expulso el humo haciendo una serie de anillos.

-Se quien sois, pero no sois mi reina- dijo con la educación de la que era capaz cuando lo proponía- Deje claro a vuestros lacayos que hablaría con vos cuando la cabeza de Herr Livinston estuviera en un pica y no antes. ¿acaso no os trasmitieron mis demandas?- La voz de Hans Hendrich Bauer sonaba pausada y tranquila, como si el acto de poner cabezas en picas fuera natural para el.

-¿que es esa insolencia? - espeto la monarca- El Sr. Livinston es un fiel súbdito y gran servidor de la corona, ¿Qué afrentas os a causado?

-Herr Livinston fue invitado a mi casa para trasmitir vuestra primera propuesta, y yo le recibí, y rechace su propuesta- el tono de voz bajo- siendo mi huésped habiendo comido mi comida y bebido mi vino, intento forzar a mi hermana quien le rechazo, no contento con esta afrenta el y sus acompañantes ofendieron y se burlaron de mis sirvientes, y cuando les solicite que se marcharan de mis tierras me amenazaron,- una pausa se hizo casi interminable- Solo cuando solté a los Velocirraptores huyo de mi hogar para no volver.

La reina quedo en silencio, mascullando una respuesta, entonces por fin la intrusión de los criados portando sanwiches, relajo el ambiente.

-Si todo cuanto dices es cierto, y no digo que lo sea, tenéis razones para odiarle, y podéis pedir a la justicia que responda, lo dispondré todo.- Anuncio.

-No- Bramo Bauer- No existe justicia en este país que acepte. Su cabeza en una pica ese es el castigo que merece.

La reina que ya había teneido tiempo de valorar a su interlocutor y decidió desviar el tema, pues parecía que no podría razonar sobre aquel punto.- entonces guiad a otros de mis hombres a tierra hueca, os daré todo cuanto deseéis.

El catedrático de Oxford, viejo conocido de la familia Bauer, exclamo a voz en grito- Deliciosos entrepanes- mientras miraba con rotundidad a la reina y Hans de manera alternativa.

Hans que se había tensado tremendamente, soltó una carcajada ante la intervención del catedrático, este acababa de salvar a su reina de meter de nuevo el pie en un hoyo del que no podría sacarlo, por que solo había una cosa que Hans quería y la reina, ni nadie podía dárselo, Mas tarde el catedrático le diría a la reina que Hans tuvo un hermano mayor que callo defendiendo el Tirol de las tropas que su predecesora había enviado a conquistar el Tirol.

Hans se dio la vuelto, y empezó a caminar lentamente, hacia la puesta,- Lo único que quiero que puedas darme es volver a mi hogar....- cuando ya casi había llegado a la puerta se paro, giro la cabeza y grito- Y la cabeza de Herr Linvinston sobre mi chimenea- la carcajada que soltó a continuación fue tremenda, profunda y cavernosa, revoto en las paredes y lleno la estancia.

Las zancadas de Bauer crecieron por los pasillos, hasta encontrar la salida del fastuoso palacio, y no paro de caminar pese a la lluvia del exterior, sus zancadas eran tan rápidas que los soldados no fueron capaces de impedirle su marcha.

desde la ventana del salón observe como marchaba bajo la lluvia, un coche de punto le transporto hasta la casa del embajador de Austria, y al día siguiente voló de vuelta a Cario.