jueves, 22 de marzo de 2018

Biografías ficticias Volumen 5

Presentamos el Quinto Volumen de las biografías ficticias

Guacimar Delahoz

Calamity Jane

Martha Jane Canary-Burke nació en Princeton, Misuri, el Primero de mayo de 1852, siendo la mayor de seis hermanos.
Aprendió a leer y escribir en la Escuela para señoritas de Madame Hildegarde Meunier, hasta que se aburrió y lo dejó.


Sus padres desaparecieron misteriosamente, pero Martha Jane, inasequible al desaliento, se erigió en madre de los cinco hermanos y se los llevó a Montana.
Hechizada por la frontera y la aventura, aprendió a seguir rastros y sobrevivir en condiciones extremas. Aprendió también el manejo de las armas.

Un buen día de 1870 dejó colocada a la parentela y se inscribió en el segundo viaje a la Luna como colono, objetivo que logró gracias al poblado bigote con que la Naturaleza la había dotado.
Una vez en la Luna reveló su condición de mujer y, en lugar de instalarse como residente, se alistó en el Cuerpo de Exploradores, el mismo que acabaría siendo el primer Regimiento en las Guerras Selenitas.

Sus dotes como exploradora la ayudaron a progresar en el Regimiento, así como su magnífica puntería con el mosquete de rayos. De aquella época recibió el sobrenombre de Calamity. Cabe destacar su heroísmo y visión estratégica en la Batalla del Conejo, en la que por primera vez no murió nadie, y en la que se rindieron los selenitas dispuestos a negociar.
Fue al acabar esa batalla cuando el capitán Hicock pidió su mano en matrimonio, para consternación del Regimiento y deleite de la exploradora.
Sin embargo la vida de la colonia no sedujo especialmente a Calamity: poco después dejaba a Hicock y la Luna, y se enrolaba en el Universal Circus de Dragon Bill. Sus dotes de dragonista, unidas a su leyenda como luchadora en las Guerras Selenitas, hicieron de ella un espectáculo de renombre. 


En el Universal Circus acabó sus días, muriendo con el mismo heroísmo con el que había vivido, montando en su dragón y acompañándole en su neumonía final, el Tres de agosto de 1903.

Mikel Villafranca

Juana Azurduy Padilla

Juana Azurduy nació en Toroca, población ubicada en la Intendencia de Potosí del Virreinato del Río de la Plata -hoy municipio de Ravelo, el 12 de julio de 1780.
Sus padres fueron don Matías Azurduy, un rico blanco dueño de muchas propiedades y doña Eulalia Bermúdez, una chola de Chuquisaca. Fue bautizada en La Plata (hoy Sucre, Chuquisaca) por lo que se suponía que nació en esa ciudad. Creció en Chuquisaca y a partir de los doce años de edad se educó en el prestigioso Convento de Santa Teresa de Chuquisaca para posteriormente ser una monja y hablaba tanto el español como el quechua. Debido a su comportamiento rebelde fue expulsada del convento cuando tenía 17 años.
Juana contrajo matrimonio a sus 25 años con Manuel Ascencio Padilla en 1805.
Azurduy y su esposo se sumaron a la Revolución de Chuquisaca que el 25 de mayo de 1809 destituyó al presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García de León y Pizarro, levantamiento que culminó a principios de 1810 cuando los revolucionarios fueron vencidos por las tropas realistas que el virrey del Virreinato del Río de la Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros, envió al mando del brigadier Vicente Nieto, condenando a sus cabecillas a prisión y al destierro.
Producida la Revolución de Mayo en la ciudad de Buenos Aires, la capital virreinal, los esposos Padilla se ligaron, a partir de 1811, al Ejército Auxiliar del Norte enviado desde Buenos Aires, para combatir a los realistas del Alto Perú y recibieron a los jefes revolucionarios Juan José Castelli, Antonio González Balcarce y Eustoquio Díaz Vélez en las haciendas de Yaipiri y Yurubamba.
Tras la derrota de las fuerzas patriotas en la batalla de Huaqui el 20 de junio de 1811, el ejército del virrey del Perú, al mando de José Manuel de Goyeneche, recuperó el control del Alto Perú, haciendo uso de la artillería aérea a bordo de su flota de dirigibles, y comandando desde su aerobuque insigni “La venganza de Don Carlos”.
Las propiedades de los Padilla, junto con las cosechas y sus ganados, fueron confiscadas; asimismo, Juana Azurduy y sus cuatro hijos fueron apresados, aunque Padilla logró rescatarlos, refugiándose en las alturas de Tarabuco.

En 1812 Padilla y Juana Azurduy se pusieron a las órdenes del general Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar del Norte, llegando a reclutar 10 000 milicianos, Juana Azuduy resultó herida de gravedad en batalla y perdió la pierna derecha que fue sustituida por una prótesis mecánica.
Producido el Éxodo Jujeño, prestaron colaboración con la retaguardia comandada por el mayor general Díaz Vélez.
La popular entrada de Díaz Vélez en Potosí, el 17 de mayo de 1813, permitió que Juana Azurduy y su familia pudiera reencontrarse con Padilla.

Azurduy organizó luego el "Batallón Leales" que participó en la batalla de Ayohuma el 9 de noviembre de 1813, nueva derrota que significó el retiro temporal de los ejércitos rioplatenses del Alto Perú. A partir de ese momento Padilla y sus milicianos se dedicaron a realizar acciones de guerrillas contra los realistas.

El 3 de marzo de 1816, cerca de Villar (Bolivia), Juana Azurduy, al frente de treinta jinetes, entre ellos varias mujeres, atacó a las fuerzas del general español La Hera, les quitó el estandarte y recuperó fusiles.
Azurduy atacó el cerro de Potosí, aprovechando una revuelta de mineros que ella misma había alentado mediante entradas clandestinas en la ciudad para organizar a los mineros en Sindicatos, tomándolo el 8 de marzo de 1816.

Debido a su actuación, tras el triunfo logrado en el combate del Villar, recibió el rango de teniente coronel por un decreto firmado por Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Tras ello, el general Belgrano le hizo entrega simbólica de su sable a vapor (unido a una caldera de pequeño tamaño que calienta la hoja del sable haciéndolo extremadamente peligroso).

El 14 de noviembre de 1816 fue herida en la batalla de La Laguna, tras la que recibió una nueva prótesis mecánica, su oído izquierdo, es tremendamente antiestética y por eso la oculto durante el resto de su vida con su larga y morena cabellera, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte.
El cambio de planes militares, de abandonar la ruta altoperuana para combatir a los realistas afincados en el Perú por vía chilena, disminuyó el apoyo logístico a sus fuerzas por lo que se vio obligada a replegarse hacia el sur, uniéndose finalmente a Martín Miguel de Güemes. A la muerte de Güemes en 1821 se vio reducida a la pobreza.
En 1825 el libertador general Simón Bolívar, luego de visitarla y ver la condición miserable en que vivía, avergonzado la ascendió al grado de coronel y le otorgó una pensión.

Marina González

Jane Austen

Prolífica escritora inglesa famosa por novelas llenos de personajes femeninos y la obligación y presión que tenían para casarse.
No solo plasmó la sociedad en sus novelas, sino también escribió una serie de novelas acerca de la ciencia y de cómo se realizaban los experimentos en los talleres. Para ello visitó multitud de talleres, ferreterías, casas de inventores y aprendices y otros muchos lugares. Viajó por toda Inglaterra y Escocia y parte de Francia y Alemania para saber y conocer más acerca de los inventores y de la ciencia del vapor.
De esta labor de investigación, logró sacar 30 libros sobre el vapor, menos conocidos que las que le hicieron famosas, no menos malas, pero igual de buenas.
Debemos enfatizar que Jane Austin era una mujer culta y de grandes conocimientos científicos y sociales. Quiso cambiar el mundo y lo consiguió. Aunque solo se la haya recordado hasta ahora por sus críticas sobre el matrimonio.
Debemos sacar a la luz sus novelas científicas que explican detalladamente cómo era la ciencia en aquel momento en el que una mujer famosa podía entrar en un taller y que los inventores y su aprendices pararan expresamente su trabajo para firmar “las novelas de sus esposas, hijas o madres” (ninguno reconocería que los libros eran suyos).






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