jueves, 7 de diciembre de 2017

Animales hidráulicos

El último juego literario de este año es el que puedes leer bajo estas líneas, un binomio fantástico que esperamos que sea del agrado de los participantes y de los lectores.

"Existencia de los animales hidráulicos"

Ahora, gracias a la tecnología al vapor y a los avances de los dos últimos siglos, podemos indicar que los animales, tanto tecnológicos como naturales, han evolucionado a lo bestia, incluso mas que nosotros.
Un ejemplo de ello son los lagartos, que antes eran pequeños, verdes y sin alas pegados al suelo y ahora lucen gloriosos con más de 12 metros de largo y unas alas hermosas a vapor y tuercas a golpe de inventos y mejoras.
...
Otro ejemplo es el de los elefantes, que pueden ser pequeños con un paso por la cámara a vapor frío con un toque de nitrógeno. Bendito será el vapor frío con nitrógeno, que como sabéis, ha podido minimizar animales tan grandes como los elefantes.
Y si echáis al vapor frío una gota de oro puro condensado al vapor, conseguiréis lo contrario, un animal gigante (como en el párrafo arriba mencionado de los lagartos)
Pero lo mejor son las anécdotas de los animales que vienen a continuación….
Gracias a los lagartos voladores, hemos podido viajar más rápidos y mejor que con los zeppelines y los trenes. Y con un despegue impresionante e increíble sin movimientos bruscos. Los lagartos son los dragones que siempre imaginamos pero más bonitos con esas alas metalizadas. Eso sí, las alas hay que revisarlas una vez al mes para comprobar que el sistema a vapor y el agua están en sus niveles óptimos.
Por otra parte, no olvidemos la cantidad de alimentos y utensilios que nos dan las gallinas en versión extragrande. Las cáscaras de sus huevos grandes han sido descubiertas como un nuevo material perfecto para crear saunas y casas donde fluya el vapor mejor y como mejores almacenes para resguardar los metales de la humedad.
No nos olvidemos de los pequeños elefantes que pueden transportar un peso que dobla el suyo gracias a los refuerzos en sus huesos con un nuevo bronce (como Lobezno pero en elefante) y con un sistema de vapor en los mismos que refuerzan sus músculos y que pueden ayudarnos a transportar las semillas a los cultivos de los enanos y duendes.
También debemos indicar que los metales utilizados en los animales son perfectamente adecuados para los animales y que los sistemas a vapor que mejoran sus características físicas también son adecuados a los mismos y no les suponen sufrimiento alguno.
Por ultimo, no olvidemos lo que disfrutan los animales al introducirles los complementos (solo hace falta ver a los animales alados para comprender su pasión por el vuelo y las alturas), lo que las connotaciones éticas, al principio mayoritarias por toda la población en su casi 100% (menos los científicos) han sufrido un retroceso. Aparte de que no se les hace mutilaciones ni los animales sufren dolores en la implantación de los arquetipos.

Marina Gonzalez

Sin titulo
- Señor Almirante, los dragones ha comenzado a colapsar.
- ¿Qué quiere decir con colapsar?
- Al alejarse del planeta, tanto las alas como el timón de cola han empezado a fallar. Se encuentran pocos siguiendo la ruta. Hemos perdido a varios, y los demás están cayendo.
- ¡No puede ser! Los dragones han hecho mil veces el trayecto de la Tierra a la Luna!

- Señor, sospechamos que se deba a la hidráulica. Hasta entonces sólo se había probado en dragones oceánicos. Me refiero a los... dragones mecánicos, señor. Debido a la huelga, es la primera vez que los mecánicos se emplean para el espacio. Y creemos que las articulaciones se han visto afectadas. La gravedad y el frío, señor. Los dragones vivos no se ven afectados. 
- Llame al ministro. Es urgente que apruebe los complementos que exigen los dragones. Parece probado que los dragones mecánicos sólo sirven para sobrevolar la Tierra. Maldita sea! Póngame con el ministro!
- Señor, sí, señor!
El Almirante caminó unos pasos sobre la cubierta soleada del zepelín, murmurando para sus adentros:
- Nunca te fíes de la hidráulica, nunca.
Guacimar Delahoz, Viandar, diciembre del 17


Lord Peet

(Aportación de Victoria Van Lis)

Caballos de vapor
Por Eric Rohnen

Eminencias del Comité Censor,

Escribo esta carta para interceder en favor de una de las más brillantes alumnas de la institución que presido por designio de la Corona. Han de saber ustedes que la señorita Caballero ha obtenido las mejores calificaciones en todas las asignaturas de automática desde su ingreso hace cuatro años. Proviene de una familia humilde y como tantas otras de nuestras internas fue identificada por sus dotes durante su formación elemental por la Misión Educativa de la Orden de Jesús, también dependiente del Comité.

El talento de Felipa ha supuesto una agradable sorpresa para nosotras tanto como para ustedes, entendemos. Aceptamos su desarrollo de un caballo autómata como un hito de calado para el país, y respetamos la decisión del Comité de requisar los planos como bien de interés nacional de cara a ponerlo al servicio de la ciudadanía. Ahora bien.

Han de saber no obstante que la señorita Caballero no tenía en mente el uso de su obra con el fin de sustituir a ninguna noble raza equina en las labores de tiro o de fuerza. Es de toda lógica que nunca se alcanzaría el mismo nivel de eficiencia que empleando, para labores similares, las bestias de la Creación. Su intención al replicar en forma y comportamiento a estos animales fue la de experimentar con la emulación de una consciencia no humana como parte de un proyecto personal tutorizado por mí misma. Afortunadamente vivimos en tiempos modernos y esto ya no se consideraría una herejía, o al menos esa es mi esperanza, eminencias, más que quizá en las estepas de Oriente donde los caballos conservan una posición ritual muy arraigada.

Al margen de la simulación, Felipa decidió dotar de libertad a su “caballo de vapor”, nombre que afectuosamente sus compañeras le asignaron, pretendiendo hacer un juego de palabras, a pesar de que el autómata funciona, como es de rigor, mediante un mecanismo de cuerda. Éste no aceptará ningún tipo de bozal o brida, ni tirará de un carro o un arado. La señorita Caballero eligió como modelo de comportamiento a los caballos salvajes, y no les recomendaría que trataran siquiera de ensillarlo.
El ejemplar que ha sido requisado, por el momento el único construido, había pasado todas las fases de pruebas físicas y lógicas. Sus especialistas de la Academias de Técnicas Aplicadas podrán verificar la existencia de un proceso de consciencia artificial corriendo en la matriz de platino de Rocinante tan pronto lo reactiven. Espero sin embargo que mi carta llegue antes de que lo intenten, puesto que han de saber que éste ha formado un vínculo fuerte con Felipa y sin su presencia es posible que no logren controlarlo sin sufrir daños, lo cual ciertamente sería una lástima, por el caballo y por los encargados de reactivarlo, por supuesto.

Por ello en su lugar solicito la devolución del autómata y la apertura de un proceso de adecuación de cara a simplificar los diseños en su haber actualmente. Sería un reto para las alumnas de segundo curso de la siguiente promoción de automática desarrollar una nueva versión que mejor pudiera servir al pueblo, sin la profundidad de carácter mencionada y un enfoque más funcional que la actual, la cual ruego que consideren una curiosidad académica. Por supuesto, espero para ello una generosa dotación económica para financiar la colaboración, siguiendo el espíritu de las últimas leyes en materia científica promulgadas por Su Majestad el Rey.

Sepan también que en ningún momento ha sido intención del Colegio ocultar la existencia de este proyecto al Comité Censor en su labor de catalogación e identificación de tecnología potencialmente útil para el Imperio. A su debido tiempo hubieran sido debidamente notificados, y lamentamos que la información les haya llegado a modo de filtración, dando a entender un mal interés o deslealtad alguna. Más bien al contrario, desde la institución que presido les agradecemos a los miembros de la Orden de Jesús que constantemente encuentren, por todo el territorio, a nuevas potenciales alumnas que ayuden a llevar tan relevantes materias como las que aquí enseñamos a nuevas cimas, elevando con ellas, esperamos, el prestigio de la nación.

Teniéndoles en mis oraciones, un atento saludo,

Lucía Montalvo
Directora del Real Colegio de Ciencias Exactas
Paseo del Imperio Ibérico
Madrid

Una acción radical
Por Mikel V. Gómez
(Este relato continua la historia narrada en campos de Chatarra)

Los parpados le pesaban tremendamente, y el cuerpo le dolía, fingía estar bien, pero en silencio, dentro de su diminuta y lúgubre clínica, gritaba en silencio, la angustia y el dolor le cegaban.

El contenedor de obra volcado hacia de tejado para el pequeño zulo oculto, la camilla y el material mecánico se agolpaba en la estancia en estanterías de hierro retorcidas, la estufa de carbón estaba encendida calentando con dificultad la estancia.

M4rx miro al cojeante doctor, si el antiguo sindicalista, ahora líder de la resistencia, hubiera tenido lacrimales habría llorado, pero como hombre de metal que era, hierro, latón, tuercas y tornillos... no disponía de esa función, no obstante sus faros oculares se atenuaron, y una porción de humo de humo salió de los conductos de evacuación faciales, colocados bajo los faros y encima de la trampilla de alimentación.

El Doctor Zimmerman dejo de contenerse, -No me mires así -le espeto, - Tu sabes por que estoy aquí.
El líder revolucionario miro al renqueante doctor que caminaba en círculos, rodeando la camilla, ahora vacía. - Doctor, todos valoramos mucho todo lo que has hecho- Dejo escapar un destello de sus focos- Yo se lo mucho que has sacrificado, allí en la ciudad y aquí en la marca.
El desnutrido doctor contemplo su rostro en el roto espejo que estaba clavado a la pared del refugio, las ojeras invadían su rostro, el hollín manchaba su cara, y su frente había ganado muchos centímetros de terreno. Abrió el grifo de la cisterna, el herrumbroso caño dejo caer un hilo de agua, introdujo las manos en el, mojando apenas los dedos, y con ellos se refresco la cara.

-Tenemos que hacer algo- Grito,- Yo no puedo salvarlos... Yo no puedo, yo no...- La melancolía teñía la voz del doctor.

M4rx se cruzo de brazos, sopeso una idea en su cabeza y por fin tras un silencio que duro varios minutos, con el cansado y tullido medico dando círculos y haciendo aspavientos, hablo- Confió en ti.- entonces sin decir más palabras salio de la estancia.

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El sonido en el taller se produjo con viveza, martillazos, remaches, el soldador, la maquina de escribir y la copiadora no paraban de dar notas en la canción discordante que el Dr. Zimmerman producía en su consulta.

M4rx estaba preocupado y tras dos días entro, lo que contemplo fue al doctor extasiado, con una sonrisa demencial donde sus ensangrentadas encías, y su piel amarillenta por los metales disueltos en el agua, junto con su febril locura sujetaba en sus menudas y nudosas manos a una criatura que batía sus hidráulicas alas, su pico se abría y cerraba entorno a la herrumbre, los tornillos y piezas de metal descartadas, que había en una lata vacía que hacia las veces de comedero, entonces soltó a la bestezuela mecánica, y la gorda paloma voló por la estancia, ascendió hasta llegar al techo y revoloteo con fuertes movimientos hidráulicos, finalmente se intereso en M4rx.

-Cuidado- Advirtió el doctor, pero era tarde, la cloaca del animal se abrió y de el se desprendió un liquido caliente y gris, que al dar en el hombro de M4rx se dejo una mancha, este la toco con sus dedos y la mostro al doctor- Solo es Zinc.

Con el excemento de zinc en la mano, volvió a observar la sala, toco una pila de papeles plegados que en su visita anterior no estaba allí.

Tomo un tríptico, lo miro con cuido y leyó en voz alta.- Manual básico de mantenimiento y reparación para personas de metal.- Miro al doctor y señalando a la paloma de metal, que descansaba sobre un estante casi desvencijado.- ¿Por que has creado eso?- Su voz si hubiera tenido un diferenciador tonal habría revelado curiosidad, pero sin dicho aparato era casi neutra.

-La paloma es un símbolo de esperanza- Dijo el doctor, y mirando la cara interrogante de su interlocutor, que le escrutaba con los faros faciales y dejaba entre ver una expresión de reproche en su ranura de alimentación, añadió- Además hecho de menos tener una mascota.

Devolvió su atención hacia los trípticos, leyó, esta vez mentalmente, uno de los numerosos puntos- Reparación de cicatrices mediante soldadura- y mirando de nuevo al doctor y con lo que podríamos denominar alegría mecánica, Pregunto- ¿Pensé que estaba prohibido enseñar a las personas de metal a curarse?

-Esta es mi acción Radical.

Animales hidráulicos
Por Ángela Ramos
-Amo, acaban de llegar los invitados.
-Hazlos pasar. ¿Está todo listo?
-Sí, señor.
-Excelente.-Se sacudió una mota de polvo de su toga y se giró para recibir a los recién llegados.
-¡Materno! ¡Cuánto tiempo, por Zeus! ¡Te ha encanado la barba! –Un hombre bajo que ocultaba su estatura bajo unas plataformas ocultas por la tela dio unas palmaditas en el hombre al regente de la Villa. 
-Yo también te echaba de menos, Teofrasto. –Se pasó las manos por el cabello blanco e hizo ademán de que pasaran a la estancia. Tras ellos, un séquito de esclavos y damas veladas les seguían con diligencia y en silencio.
-Han llegado maravillas a mis oídos, Materno, sobre extrañas criaturas que crías en tu Villa… Yo no lo he creído, ¡por Zeus! ¿Cómo tendrías hijos de Quimera entre tus paredes? –Río con sorna.
-Es probable que todo lo que hayas oído por boca de esclavos y eunucos sea cierto, incluso me atrevo a decir que escaso, querido Teofrasto, -Rodea su hombro con el brazo sin mangas- ¡Ven, ven y empapa tus  ojos de mis creaciones! –Lo hace pasar a una sala cubierta de mosaicos a modo de espiral que provocan a su acompañante ganas de vomitar.- No quiero enfurecer a los dioses, mas creo que esto es digno de salir del taller del mismísimo Hefesto, ¡contemplad! –Invita al resto de la comitiva. El esclavo prende las lámparas de aceite y, entonces, se ven orbes brillar en la penumbra.
-¿Qué-qué es eso?
Un sonido como de chapoteo comienza a agitarse, las mujeres se abrazan atemorizadas y los sirvientes tiemblan intentando retroceder. Ante ellos se erige una gigantesca poza que recuerda a las termas y, en ella, se mueven con cierta elegancia unos seres alargados y oblongos, con un largo y fino cuerno que sale de su cabeza como una protuberancia. 
-¿Qué son? –Teofrasto se agarra a la toga de Materno turbado. Hace varias reverencias seguidas y murmura plegarias a Poseidón antes de que su amigo le interrumpa.
-No, amigo mío, no son hipocampos ni los animales que llevan a las Nereidas ni sirvientes del señor del Mar. Estas bellezas –se acerca al agua, de la que sale un vapor blancuzco, y frota la frente de uno de esos seres peciformes- sino producto de mi intelecto y destreza. Acércate, no te harán nada a menos de que yo se lo ordene.
Toma los dedos de Teofrasto y los coloca con cuidado sobre la testa de uno de los bichos. Está caliente, burbujeante, parece que se escucha un latido constante (como una válvula). De repente, bufa y deja escapar más humo por un agujero en su espina. El senador se aparta asustado y cae sobre las teselas con un ruido hueco.
Una de las féminas se ha desmayado y los esclavos tratan de reanimarla. Materno ayuda a levantarse a Teofrasto y estalla en una risa dionisíaca.
-Estos, amigo mío, son (como me gusta llamarlos) narvales hidráulicos.