jueves, 25 de mayo de 2017

Concurso de Relatos - III Aniversario de SPM

Este año para nuestro Tercer Aniversario convocamos un concurso de relatos. Se trataba de presentar un relato de un máximo de 500 palabras cuyo tema fuera el Aniversario de Steampunk Madrid y que fuera en clave retrofuturista: tenía que salir de alguna forma nuestra tradicional celebración de un picnic en El Retiro, introduciendo elementos de tipo steampunk o cualquier otro retrofuturismo (dieselpunk, ciberpunk, gaslight fantasy,…) Los relatos se leyeron en voz alta sin indicar su autor en el III Aniversario (domingo 14 de mayo en El Retiro) y se eligió el mejor por votación popular. El galardón correspondió al relato de Antonio Torrico, el primero que se presenta a continuación.



Consecuencias del calor

Me sobresalté al despertar. Apenas recordaba dónde me encontraba. Un hombre con una barba poblada me estudiaba con preocupación. Desde mi perspectiva parecía un gigante, como lo parecen todos los hombres erguidos cuando uno observa el mundo desde el suelo.
- Un golpe de calor ha sido, sin duda. Sí, un golpe de calor. Sin duda- Repetía  entusiasmado mientras efectuaba malabarismos con una bola de cristal sin quitarme la vista de encima.
El diagnóstico de aquel desconocido trajo de vuelta todos mis recuerdos. Había viajado a aquella región extraña para dar caza a un animal cuya descripción rozaba lo mitológico. Se trataba de una peculiar especie de ave de vívidos colores, amplio plumaje y un gorjeo que, según decían, parecía el chillido de una persona.
Como un resorte lancé mi brazo en busca de mi escopeta de pistones. Mi fiel compañera de cacería descansaba a mi lado, compartiendo conmigo aquella siesta improvisada.
Con la confianza que me confería volver a estar armado, me atreví a incorporarme mientras estudiaba el sitio en el que había despertado. El paraje era un gigantesco mar verde que resplandecía con ese furioso sol del quinto mes que había acabado con mi consciencia.
Matorrales de los que brotaban plumas blancas o árboles cuyas ramas se desplomaban hasta el suelo eran solo algunas de las especies vegetales autóctonas. A lo lejos, algunos de los lugareños surcaban el agua sobre unas peculiares embarcaciones al amparo de unos gigantescos animales de metal que velaban su periplo desde la orilla. Muchos de ellos vestían de manera parecida: chalecos y gorras de fino estampado en forma de cuadrícula en diferentes tonos de gris se alternaban con sus protecciones oculares y sus complementos en forma de piezas de maquinaria.
- ¡Venid, venid todos! ¡Nuestro invitado parece estar recuperado!- exclamaba aquel barbudo malabarista con su habitual entusiasmo.
Del ángulo muerto que mi desmayo me había dejado sin otear surgió una pléyade de personajes, a cada cual más peculiar. Elegantes caballeros eran acompañados por damas que se protegían del sol con delicados parasoles traídos de ultramar.
Fue entonces cuando oí aquel singular gorjeo que me había traído hasta allí. Un atisbo de plumas de colores por el rabillo del ojo fue todo lo que necesité para efectuar mi disparo. Un momento después pude ver que había cometido un terrible error. El pequeño sombrero de una de aquellas damas, ornamentado con unas vistosas plumas de colores salió volando de su cabeza, herido de muerte por mi disparo.
El revuelo que provocó mi afrenta fue mayúsculo, especialmente por parte de uno de aquellos caballeros.
- ¡Cómo osa disparar a mi amada Safhina, bellaco!- exclamaba airado.
Era un hombre muy alto. Llevaba un chaleco de un rojo intenso, y un distinguido sombrero de copa. Pero fue el arma que llevaba sujeta al cinturón lo que llamó mi atención. Más después de que lanzara uno de sus guantes contra mi pecho, exigiendo una satisfacción por aquella afrenta.
Aquel fue tan solo el comienzo de un interesante día.

Por Antonio Torrico



La cesta de picnic perfecta.

Cada año Armando participaba en el picnic, pero sobretodo en el concurso de cestas de picnic, habia perdido cuatro veces, y no pensaba hacerlo una quinta.

En la primera ocasión los jueces habian denominado a su cesta como pueril, cumun y anodina, en la siguiente ocasión esta no habia resultado cumplir con los canones de resistencia exijidos por los jueces, y en la sigiente a esa la cesta habia resultado ser muy poco moderna.

Por eso en esta ocasión estaba seguro de su exito. Se habia preparado a conciencia.

Preparo sus ropas y todo lo que debia ir en la cesta. No escatimo en esfuerzos. El diseño habia durado tres meses y otros nueve su ejecución.

El dia señalado, Armando, apodado el demencial, segun el mismo inventor de frivolidades, se persono en el lugar señalado para la ocasión.

La cesta se encontraba tapada por una sabana, tenia el tamaño aproximado de una Calesa.

El primer juez, un hombre obeso que necesitaba unos pantalones con corse, un fajin para que su rechonchez no golpeara a su alrrededor. Le acompañaba la mujerzuela del sombrero extravagante, era de altura media, como la mujer que lo llevaba puesto, el tercer juez era el Carlino de la condesa, una ampliación craneana, que le daba una inteligencia superior, que bien le habria sido util a los muchos difuntos maridos de su dueña.

Observaron la cesta con sumo detalle, es mastodontica dijo el primer juez. Enorme es poco, corroboro el segundo, con un deje de aprobación en su voz. El tercer juez dio vueltas alrrededor de lacesta, a la tercera y con rostro de felicidad se paro, olisqueo la cesta, levanto la pata y meo con rostro de felicidad.

Finalmente la jueza del enorme, y tan ridiculo como enorme, emitio el juicio, - vera Sr. Armando, su cesta es Unica, y desde luego es facil de transporrar por que se transporta sola, es muy dolida e impermeable, pero si me permite la pregunta, veo ka bajilla, la cuberteria el mantel y la cristaleria, pero donde esta la comida?

Queda usted Descalificado., anuncio el segundo juez, el tercero lo ratifico dando media vuelta y cagando con alegria.

Mi venganza sera terrible dijo Armando. Dando media vuelta y abandonando el parque seguido de la cesta, que al avanzar sobre sus patitas hechaba bocanadas de humo.

Por Mikel V. Gómez



Huelga en el Aniversario

La jornada se antojaba perfecta: un día brillante de primavera, lo globos aerostáticos flotando en un cielo azul por el que de vez en cuando pasaba un zeppelín. Vario steamers reían y conversaban a lo largo y ancho de la verde explanada. Unos se concentraban en un duelo de té porque el Dr. R. consideraba falso el colmillo de T-Rex del señor H. Otro grupo intentaba apaciguar a una dama que retaba a otra porque afirmaba que Ada Lovelace era mejor que la gran pirata china.
En fin, un día perfecto para el picnic del tercer aniversario de Steampunk Madrid sin peligrosas criaturas plumíferas y palmípedas al acecho nada podía salir mal. Hasta que ocurrió. Al principio nadie se dio cuenta pero, poco a poco, empezaron a moveré hasta que un steamer dio la voz de alarma:
-¡Las cestas! ¡Damas y caballeros! ¡Las cestas están huyendo!
En efecto, cada contenedor de mimbre traído rodaba, corría, saltaba o se arrastraba lejos de sus dueños. Proferían ruidos en un volumen muy bajo, como murmurando.
Las gentes allí reunidas se lanzaron a por ellas, mas estas se defendían y seguían en su empresa. Les golpeaban con tentáculos nacidos del Sagrado Engranaje sabrá dónde, con sus ruedecitas, con sus patas de gallina clueca o dejando un rastro de sustancia amarilla viscosa.
Nada. Era imposible frenarlas. En eso, una de las cestas, blancuzca y con un agujero, brincó y sacó un cartel de su barriga. Un naturalista lo recogió y leyó en voz alta: HUELGA. Las cestas de picnic se habían puesto en huelga, exhaustas de estar cada día saturadas de las merendolas primaverales. Unas señalaban como podían determinados alimentos y hacían un sonido de asco, mientras que otras aprovechaban para poner pies en polvorosa.
Atónitos, los steamers no daban crédito a lo que veían. Habían visto  teteras malditas, tazas traviesas, cubiertos cantarines, incluso manteles con complejo de alfombra mágica… ¿Pero cestas huelguistas? 
Gritando todas a la vez e fueron en marcha sincronizada, dejando a los allí presentes boquiabiertos e impotentes. Pero esto eran cosas normales, gajes del oficio, y la fiesta continuaba…

Por Ángela Ramos González



Rivalidad

Antes de llegar, cuando aún era poco más que un punto blanco en el aire sobre las chimeneas de la ciudad, la aeronave apagó sus motores principales y se dejó llevar por su impulso y por el viento hacia su destino. Descendió en silencio, tanto que los patos del estanque apenas tuvieron tiempo de apartarse volando antes de que su barquilla, muy apropiadamente llamada así, hiciera contacto con la superficie. El lago artificial constituía la mejor referencia posible para cualquier aeronauta, y una pista de aterrizaje de lo más conveniente.

-Hemos llegado, amo.

La voz metálica del piloto hizo que el caballero levantara la vista del diario que venía leyendo sobre el castillo de popa, cómodamente sentado en una silla de mimbre bajo palio, y lo dejara sobre una mesita. En la portada aparecía la apertura de un nuevo túnel para el ferrocarril bajo los Pirineos, el cual había sido inaugurado por Su Majestad Imperial la víspera con gran festejo.

-Gracias Luft, - miró su reloj de bolsillo y luego de vuelta a la proa - justo a tiempo.

El pulido autómata con traje de marino hizo una reverencia mecánica y comenzó sin dilación a lanzar los anclajes magnéticos que debían afianzar la nave al embarcadero. Sobre ellos, la suave brisa mecía la bolsa de gas y a sus costados, el viajero reconoció varios monoplazas aéreos y un convertible de vapor y sonrió con anticipación. Sus rivales ya habían llegado. Se puso en pie de un salto y se estiró mientras inspiraba el aire del parque en aquella mañana. Además de acallar el ruido de los automotores, los árboles del Retiro estaban mejorados para atrapar las partículas y el azufre de la combustión del carbón, y eso se notaba al respirar. Ojalá algún día limpiaran todo el cielo de Madrid.

La hierba y las flores no eran los únicos aromas. Bajó las escaleras hasta la cubierta y la cocina le recibió servicial.

-El plato está en su punto óptimo, ¿cómo desea transportarlo?

El torso sobre raíles de su chef autómata se desplazó con agilidad para dejarle paso cuando se acercó a los fogones ambáricos. El pasajero examinó su trabajo con atención y asintió.

-Buen trabajo Löffel. - Pensó por unos instantes y luego le respondió. - En plato de madera bajo servilleta de tela. Incluye un cuchillo grande y un paquete de palillos, por favor.

-A la orden. - Y el cocinero autómata se puso manos a la obra.

Se atusó el chaleco, se echó al hombro su caja de cromotipos y su trípode, y en cuanto los dos sirvientes hubieron completado sus tareas, el caballero bajó por la pasarela de la aeronave llevando orgulloso su paquete cubierto. Ya desde el muelle, se volvió y les dirigió una mirada confiada:

-Ni esos concebollistas podrán resistirse a ésta.

Por Eric Rohnen



Jedis perdidos en mundos extraños….

¿Qué puede ser peor que ser un Jedi luchando contra el más malo de los Siths? Que durante la lucha no te des cuenta y entres en un agujero negro a un universo paralelo y te encuentres un único planeta habitable en varias galaxias a la redonda (por no decir el único en este Universo paralelo a simple vista). Y, casualidades de la vida, aterrizar sin más en un bonito parque enorme con un lago y un estanque lleno de Cyborg chapados a la antigua comiendo masas amarillas con ansia pura.

De lo que sacamos que…

Primero, esos Cyborgs tienen estómagos. Todos ellos. Y tales estómagos deben de ser enormes para albergar tanta cantidad de comida…. (¿Por qué no están gordos como Jabba The Hutt?).

Segundo…. No son robots de verdad… Son humanos vestidos. 

MAL. ¿¿¿ES QUE NO HAY UN INVENTOR QUE ARREGLUE MI NAVE ESPACIAL ULTRAMODERNA??? Uy, pues sí, hay uno que arregla naves espaciales de ultimísima generación. 

Total, que al final me quedé un rato con ellos (llevaban comida para dar y tomar y cada uno engordaron más de DOS KILOS) y me los llevé a todos en mi nave a conocer mi familia y que les dieran de comer esa masa tan extraña (por cierto, a través del mismo agujero negro, por misterios de la vida seguía ahí y sin problemas espacio-temporales). No había ningún Jedi entre ellos. No estaban suficientemente evolucionados…

Total, al final me contaron que estaban de celebración en ese parque cuando yo llegué. Y siguieron con la fiesta en mi casa… 

Pero el maldito Sith, no sé cómo, logró presentarse en mi casa. Debí haberle seguido y no entretenerme en una fiesta con comida. Ya lo decían los maestros, la comida es tentación.

En resumen y sin querer extenderme mucho, nos estropeó la fiesta. Hubo un par de piernas rotas, un par de brazos cortados, un rodamiento de cabezas (solo hubo un decapitación, nada importante), entre lo más importante. Lo demás fueron heridas, mucha sangre y quemaduras, que se curaron rápida y felizmente. Y lo más importante, logré derrotar al Sith y enviarlo a la cárcel.

Pero mis invitados se lo pasaron bien. No hubo ninguna perdida que reseñar (quitando al de la cabeza). Eso sí, qué majetes, me ayudaron un montón. Al final sabían luchar con sus bastones en plan artes marciales y hubo un par de vestidos y camisas rotas, pero nada que se pueda coser. Nos hicimos muchas fotos e intercambio de recetas (me dieron todo tipo de recetas de esa masa amarilla llamada TORTILLA). Y me nombraron Juez Supremo de las Tortillas (ni idea de lo que es, pero comes un montón de tortilla).

Nos volveremos a ver el año que viene. Si siguen igual de “sanos”.

Por Marina González



Reflejos

Me estaba retrasando, tenía que llegar al Retiro. Era el III Aniversario de Steampunk Madrid y no quería faltar a la cita. Con las prisas, no sabía si me había puesto bien el sombrero y el pañuelo; me fui mirando en las ventanillas del Metro y el débil reflejo me hacía intuir que iba aceptable. Lo más importante era lo que llevaba en mi bandolera: un gran hallazgo en el Rastro por un precio razonable. Que qué era, eso ni idea. Lo llevaba para ver si entre todos lo podíamos averiguar y teníamos un rato entretenido.

Saludé al Ángel Caído, y juraría que me guiñó un ojo... Sería un reflejo del Sol de justicia que caía ya este mayo, pero me dio un susto, que atribuí inmediatamente a mi inflamada imaginación. Limpié mis gafas oscuras y dirijí mis pasos hacia el Palacio de Cristal, en cuyas inmediaciones me esperaba un grupo de aficionados. Estaban haciéndose notar agitando sus guantes y pañuelos. Tras los ceremoniosos saludos, ardía en deseos de mostrarles mi hallazgo.

Abrí mi bolsa y lo saqué. El instrumento, que eso parecía, constaba de una base broncínea con diversos orificios, también uno por debajo más grande, y de un soporte basculante para un cristal pulido de cuarzo ahumado que parecía una lupa. Algunos símbolos grabados nos intrigaron, al igual que sus ranuras y salientes, y nos lo pasamos de unos a otros, toqueteándolo por todos lados, comentando y especulando qué sería y su función. Hasta que a alguien se le ocurrió hacer girar el cristal en su eje, y una luz y un zumbido llenaron el aire, todo parecío temblar y vimos aquello inexplicable...

Frente a nosotros pareció abrirse un portal a otra dimensión, un círculo de bordes borrosos en el mismo aire y, dentro de él, un grupo de personajes nos miraba con cara de asombro... Al fondo, como si de un reflejo se tratase, aparecía un Palacio de Cristal, pero parecía diferente... Entonces, nos dimos cuenta.

Éramos cinco personas, como ellos. Uno miraba hacia atrás, justo como uno de nosotros. Tras ellos estaba su Palacio de Cristal, y tras nosotros el nuestro. Lo que veíamos era una suerte de espejo de nuestra realidad... Y, de pronto, el espejismo desapareció. Asombrados, discutimos brevemente, pero pronto decidimos volver a hacer girar el cristal como antes. Y volvió a aparecer el grupo de personajes, manipulando un objeto, como el nuestro. No éramos nosotros, de eso estábamos seguros, pero...

Nuestro colega más alto se reconoció en el más bajo de ellos, y su bombín se tornó en chistera en su cabeza. Nuestra amiga vio su alter ego masculino, y tan apuesto le pareció que se enamoró al instante. Barbado y con kilt morado, con bigote y kilt naranja. Y el cielo era verde, dos soles blancos y el lago era rojizo... 

El espejo abandonó su giro, y una nube de tormenta nubló el Sol. Corrimos a refugiarnos de la lluvia y los truenos, y el silencio nos llenó por dentro.

Por Madame Eloise

jueves, 18 de mayo de 2017

Pigmalion

-Te haré perfecta. Serás perfecta.

Un relámpago gris cruzó el cielo y se perdió en el horizonte. La habitación estaba inundada, olía a hededumbre y se desconchaban las paredes. En un gigantesco contenedor de cristal se erigía la estatua a medio hacer de una fémina: las cuencas estaban vacías, de su túnica bronceada escapaba un pecho redondeado. Sus manos eran pequeñas y afiladas. La boca se curvaba en un mohín delicioso, los pómulos parecían estar tostados por la lima de metal y los rizos estáticos caían como serpentinas por  unos hombros lisos y descubiertos. Su delicado semblante era admirado por un hombre bajito y robusto. Su espesa barba indicaba que había estado trabajando sin descanso durante días. Sus ojos negros brillaban con fuerza observando a su obra.

Resopló, y con ello chirrió la pierna mecánica sobre la que se apoyaba a duras penas. Rebuscó en una caja de herramientas y se dispuso a arreglársela. Saltó un tornillo, luego un muelle y después una tuerca que fue a dar contra la vitrina. Con mucho cuidado revisó que todo estaba bien, se colocó de nuevo la pierna y tomó el cincel electrónico. Se quedó un segundo mirando a los espacios sin ojos de la estatua y fue semicojeando a una sala contigua. Todas las paredes estaban cubiertas de dibujos y diseños de damas de todo tipo; bocetos de manos, bocas y pies y muchas cajas desordenadas. En una encontró lo que buscaba: dos órbitas impolutas ambarinas y de cristal. Satisfecho, se las ajustó a su creación y, desplazándose lentamente hacia atrás, contempló a aquella mujer inmóvil.

Se abotonó el cuello de la camisa llena de machas, se ajustó el cravat oscuro como la pez y se peinó la poca cabellera fina que le quedaba. Se acercó a la estatua y tomó su mano de bronce:
-Es usted hermosa, señorita.

Dijo sin esperar respuesta. Se sentó a su vera y le habló por cinco horas sobre lo idílica que podría ser su vida juntos. Exhausto por la jornada, se incorporó sosteniendo en todo momento los chapados. Fijando sus pupilas con las de ella, con cierta timidez, se atrevió a juntar sus labios con aquellos suyos. Riéndose como un chiquillo por aquel comportamiento se despidió de su amor imposible. Sin embargo, no se percató de que uno de los cables del circuito eléctrico tocaba los pies de la estatua. Pensando en el elaboradísimo trabajo que había tendido que realizar para llevar a cabo su obra maestra se durmió musitando: “Desearía que estuvieras viva”. En sus sueños aparecieron robos a empresas de chatarra, escamoteos de metales preciosos, contrabando de joyas increíbles… Todo por aderezar a su creación.

Fuera, la lluvia arreciaba. El depósito de agua para la turbina eléctrica colapsó y se desbordó. Lleno de energía, su motor viró rápidamente de tal forma que se preparaba una potente descarga. La luz corrió por los cables, imparable. Dio con el hilo que se enrollaba al dedo del pie de la estatua y se produjo el desastre.

El hombre se despertó asustado, se levantó con el corazón en la boca y avanzó lo máximo que le permitían sus piernas. Entró al laboratorio para ver el horrible espectáculo que se alzaba delante suya: todas las probetas, botellas y jarrones habían estallado. La mesa y el resto del mobiliario estaban ardiendo. Pero a él solo le preocupaba una cosa… ¡SU CREACIÓN! ¡SU DAMA! Sin importarle que el fuego lamiera su cuerpo se dirigió a la vitrina. Había cristales por todo el suelo, un humo negro subía  con lentitud. Bregó por apartarlo y… no había nada, solo cenizas.
No. No podía ser. Todos sus intentos, todo su empeño, la mujer que había amado desde que surgió en su imaginación… No. Todo reducido a la nada. Cayó de rodillas. Lloró. Gritó. Se arañó el rostro. Gimió y soltó hipos terribles. Y en medio de tanto dolor, vio cómo una mano pequeña se alargaba para coger la suya. Alzó los ojos empapados en lágrimas. ¿Podía ser…? No. Debía de estar muerto. Aquello era una broma pesada de su mente impregnada de humo.

Volvió a mirar. Unos rizos suaves caían y una voz dulcísima aunque metalizada dijo:

-¿Pig-pigmalión?   


Era ella. ¿Cómo no podía reconocerla su propio creador? La viva imagen de su estatua.


-Vi-va--- Es-es-estás vi…


-Salgamos de aquí.


Lo acomodó en su hombro desnudo y lo sacó afuera. Todo su cuerpo de metal era capaz de sostener el peso del artista y de arrastrarlo lejos de las flamas. Una vez lejos lo calmó con paños fríos y le dio agua del río cercano a la casa. Pigmalión intentó averiguar cómo había logrado que su estatua pudiese estar viva. Aterrado y muerto de miedo, se dio cuenta de que no era capaz de amar a aquella aberración producto de la naturaleza.

-Vete. –Le espetó.

-Tú me creaste y me deseaste.


-Vete. Eres abominable. Te amaba cuando eras una ilusión. Ahora… Ahora eres un engendro fruto del cielo sabrá qué…

-¿No soy lo que siempre has querido?


-Tú…


-¡Calla, estúpido! ¿Tus palabras fueron escuchadas y así es cómo me recibes? ¡Idiota!


-¡Márchate! ¿Quieres que te mate? ¡Maldito monstruo!


Pigmalión hizo ademán de agarrar a su criatura con intención de matarla, más era débil contra aquella mujer metálica. Sin remilgo alguno, ella lo empujó y abandonó a su suerte huyendo al bosque y perdiéndose en el follaje.

El hombre fue encontrado moribundo por los aldeanos de la zona. Convencido de que aquello fue una alucinación, murió poco después sin saber que su Afrodita no solo vivía en su recuerdo.

Angela Ramos

miércoles, 17 de mayo de 2017

Juegos de rol Steampunk Vol 2. Space 1889

Space 1889 es tal vez el mas antiguo juego de rol de temática Steampunk.

La idea es sencilla la exploración espacial empieza en 1889, con todo lo que ello significa.

En el juego puedes encontrar una serie de sencillas reglas, y ambientación de este mundo en guerra por la colonización del espacio.

Ej juego tuvo una revisión hace algunos años, el origianal tenia esta portada tan aparente y clásica.


Puedes interpretar a cualquier colono humano ya sea en la luna, venus o marte, desde un delincuente de poca monta, un periodista, un avezado cazador o una aventurera...

el juego tiene en su edición original un aspecto clásico, con un sistema de juego ágil, vivaz y equilibrado. Con unos pocos amigos, un lápiz hojas de papel y dados de seis caras puedes disfrutar de la exploración espacial y planetaria.



lunes, 15 de mayo de 2017

Tercer Aniversario de SPM

El tercer aniversario de SPM, Fue como marca la tradición un Picnic en el céntrico y esplendido parque del Retiro, coincidiendo con las fiestas de San Isidro labrador, patrón de la ciudad.
(Foto de grupo)

La jornada empezó a las once de la mañana con la llegada los primeros asistentes, antes de el comienzo oficial y para matar el rato se practico la pericia de los reunidos con un emocionante juego de disco volador, seguido por el inicio oficial del picnic, en el que se leyeron los relatos concursantes, de próxima publicación, en el concurso de relato, donde Antonio Torrico gano el diploma y el premio por aclamación popular, seguido a esto se realizo el concurso de tortillas de patata, y dio comienzo la comida, donde se compartieron viandas y se disfruto de la charla amena, el canto de una Aria de Madam Buterfly, maravillosamente interpretada por una de las invitadas al Picnic, antes de la realización del Juego secreto, el Rescate del adorable Fuagras, durante todo el día se realizaron numerosos duelos de Nerf, y se charlo amenamente, siendo esta una larga jornada que acabo con el Anuncio oficial por parte de la directiva de que la asociación a superado un nuevo hito, al convertirse en un colectivo legalmente constituido tras cuatro años de andanza.
(El rescate de fuagrás)


 Una de nuestras señas de identidad es un juego literario llamado un exquisito cadáver, y como no se realizo en el Pcnic, siguiendo la ancestral costumbre,

"Y aquí estoy en el parque del buen retiro, era un día totalmente primaveral. Todos estábamos alrededor de los manteles, mientras Úrsula, un pequeño pincher autómata corría de aquí para allá.

Todos tenían la sensación de que iba a ser un bien día. Lucían sus sombreros de copa, sus corsés, su elegante indumentaria. Solo uno se había percatado de un resplandor cobrizo que se intuía al fondo del lago. algo metálico, algo ¿normal?

No, desde luego normal no era. Uno de los asistentes dio la voz de alarma al destellar aquello desde el fondo en sus googles. ¡Y ya empezaba a asomar!

Ella fue la única en darse cuente, aunque evidente, el publico estaba aturdido, tras el espectáculo acontecido, sus ojos centelleaban ya. !Era inevitable ya estaba listo para hacer lo que en su retorcida mente planeo con antelación. todo estaba listo, Bien que empiece el espectáculo.

Las luces caían sobre el escenario y se hizo el silencio, mientras los actores salían a escena ella desenvaino la pequeña hoja que guardaba en su manga con la intención de teñirla de carmesí muy pronto, tenia intención de acabar de un vez con la fuente de su desgracia, con eso en mente acudió hacia la mesa de su víctima.

Lentamente le susurro al oído ha llegado el momento de mi venganza, introduciendo lentamente su hoja afilada en su nuca, deleitándose con su ultimo aliento. No titubeo, solo el recuerdo del lamento de su familia a manos de aquel actor vil, asesino de familias. Juro venganza, hoy llego el día en que se vengaría, al fin su familia descansaría en paz y por fin terminaría su dolor.

Sentencio con un portazo. fuera llovía copiosamente, el hombre amordazado bregaba por liberarse de sus ataduras, mas era inútil. El que empuñaba el cuchillo del que irradiaban chispas sonrió. Por fin iba a llevar a cabo su venganza. Aquel hombre había matado a su familia e iba a pagar por ello. Pero, entonces algo asombroso ocurrió...

El mecanismo chirriante, gruño, chirrió, y finalmente se rompió, hizo un simple CLACK pero el estrépito tremendo causo confusión permitiendo que hullera del demencial agresor del cuchillo y la sonrisa siniestra, la venganza se haría esperar un poco más, mascullo el agresor, solo la luna iluminaba el reloj de la torre , roto y solitario.

Y en esa misma torre un inesperado extraño se percato de la situación en el callejón, vio como el loco del cuchillo huyo a la calle principal, otro día, otro momento quizás, hubiera intercedido pero esa noche no le apetecía salvar a nadie. De hecho al volver a recordar el incidente sonrió tímida y cruelmente, y lamentó que no hubiera daños mayores, quizás un cadáver o dos, así al menos si hubiera decidido actuar hubiera estado a la altura de su gran ego. De todas formas quedaba mucha noche y la luna brillaba especialmente esa noche, así que el extraño cogió su gorro y pistola y salió en busca del maniaco. ¡que empiece la caza! se dijo al salir en su búsqueda.

Aquel loco era demasiado rápido para el, sin embargo no le perdió la pista. Llegaron hasta una casa abandonada donde todo estaba muy oscuro y silencioso. Éste ultimo solo se rompía por las pisadas de aquel tío del cuchillo que se mantenían constantes. El espía procuraba acompasar sus pisadas a las de su perseguido y, de momento, con bastante éxito hasta que detuvieron. la luz de la luna se filtraba por una de las ventanas de la estancia, con lo que se podía ver regularmente un altas donde se habían colocado una serie de elementos que indicaban que se había preparado para un ritual.

El espía quedo perplejo al observar los ídolos alienigenas dispuestos alrededor del sacrificio. Los celtistas iban llegando y uniéndose a los siniestros cánticos. la distracción fue suficiente para que el perseguidor lo alcanzase. El cuchillo del maniaco pasó a milímetros del cuello, pero el impacto le hizo rodar, hasta el propio altar. A los pies del sacrificio, el loco intento asestar la puñalada final a su víctima; el agente logro agarrar las manos y detener el ataque, comenzó a forcejear por el arma. mientras, los cultistas alrededor han cesado de cantar.

No se dieron cuenta de este hecho hasta que empezó a temblar el suelo. El espía y el maniaco homicida se miraron unos segundos a los ojos, justo antes que el suelo se agrietara y los cultistas que estaban alrededor recomenzaron sus canticos con mas fuerza, sabían que la derramación de sangre haría mas efecto ritual.

De la grieta salieron unas manos aferrándose al borde y al poco empezó a verse una cabeza. Los cultistas corrieron en su ayuda, lo habían conseguido. Habían traído al gran maesro, el sumo cultista y el mayor invocador que ha pisado este planeta.
Pues el era H.P. Lovecraft.


FIN.

(Roger el mecánico del buque Fenrrir)


(deliciosos bombones cortesía de Angela Ramos)

(Dos de nuestros bizarros capitanes)

(El exitoso rescate de Fuagras... Cuac)

(Bella y peligrosa)




miércoles, 10 de mayo de 2017

City Hall

Todo lo que se escribe en papel cobra vida y se vuelve realidad. Debido a ello, doscientos años atrás el papel y la escritura a mano fueron prohibidos después de que el mundo estuviera al borde de la catástrofe. En el presente, principios del siglo XX, en plena época del vapor, el fenómeno ha sido olvidado por la población general, a la que se le dijo que se prescindía del papel por motivos ecológicos, y sólo algunas autoridades conocen este secreto. Es entonces cuando un personaje misterioso que se oculta tras una máscara empieza a sembrar el pánico en Londres haciendo aparecer criaturas gigantescas mediante la escritura, y el alcalde decide recurrir a medidas desesperadas: llama al afamado escritor Julio Verne y le entrega papel y pluma para que con sus dotes creativas pueda hacer frente a tan peligroso criminal.



Este manga de origen francés plantea un mundo alternativo donde tienen cabida personajes históricos como Julio Verne, Arthur Conan Doyle, Amelia Earhart, Malcolm X, Abraham Lincoln, H.P. Lovecraft, Mary Shelley, Harry Houdini o George Orwell, en una ambientación steampunk donde sin embargo la tecnología digital ha sustituido por completo el uso del papel, que ahora es una reliquia. Siguiendo las pistas dejadas por Lord Black Fowl, el trío formado por Verne, Doyle y Earhart tendrá la misión de encontrarle, averiguar cuáles son sus objetivos, y detenerle.


La obra, ya acabada en versión original y que emplea el sentido de lectura occidental, está siendo publicada en castellano por la editorial Letrablanka, y se espera que esté completa para final de 2017. Sus siete volúmenes en francés están divididos en dos arcos argumentales de 3 y 4 tomos, relacionados pero independientes. Esta reseña corresponde a la primera parte (tomos 1 a 3)