lunes, 29 de septiembre de 2014

Nueva imagen de Steampunk Madrid

Queridos amigos, lugareños y forasteros.

Quiero el día de hoy comunicarles que hay un ganador de el que ha sido un reñido concurso con múltiples participantes.

Entre todos ellos el logotipo propuesto por el insigne artista Adri Martin, que de ahora en adelante tiene el orgullo de ser el creador del logotipo de nuestra modesta organización.

Quiero así mismo decir que todas las obras participantes han sido calificadas como hermosas y firmes candidatas a ganar el premio pero la Mayoría simple de los votos del jurado dieron al traste con mis opiniones sobre el mejor logotipo, y como tal me admito la virtud del ganador y le felicito por su éxito en tan maña empresa, solo me queda por mostrar el logotipo y envidiar las habilidades pictóricas y mecánicas de su autor


Mis mas sincera enhorabuena a Adri Martin y  agradecimientos a todos los participantes en este nuestro modesto concurso.

El viejo

La voz proveniente del alto torreón se elevaba por encima del ruido de la maquinaria con un tono mas estridente que el chirrido de los engranajes oxidados al girar unos sobre otros.
- ¡Mío! ¡Mío! ¡Mío! ¡Míooooooooooo!- repetía rabiosamente el anciano con sus amarillentos dientes apretados.
El viejo profesor se movía de un lado a otro de la estancia de forma frenética. La larga bata de cuero blanco que antaño le encumbrara dentro de la casta de los científicos se mostraba ahora sucia de hollín, húmeda de vapor de agua, rota y ajada producto de la compulsiva costumbre del profesor de no desprenderse de ella en ningún momento. Sus seis ayudantes habían intentado por todos los medios que la cambiara por otra, intentando explicarle que eso no le restaría importancia entre el populacho, pero él había tachado la maniobra de conspiración para intentar desprenderle del status de maestro mecánico por el que tanto había trabajado y que tanto iba a pelear por conservar. Su paranoia le llevaba a dormir abrazado a aquella bata, con el ceño fruncido y el sueño ligero. Siempre alerta ante la amenaza de que alguien pudiera llegara a acercarse a él cuando mas vulnerable era con el fin de destronarle. Temeroso de que aquellos sobre los que se consideraba por encima consiguieran un día desprenderle de aquella antigua prenda que tanto prestigio consideraba que le confería.
Lo cierto es que el clasismo psicótico del que el viejo profesor hacía gala había quedado tan anticuado socialmente como aquella apestosa prenda de la que nunca se desprendía, pero sus sirvientes hacía tiempo que habían optado por desistir en su empeño de que la mudara. Cualquier cosa era mejor que verse salpicado por los espumarajos de rabia de la boca del anciano cuando este se veía amenazado.
- ¡Mío! ¡Mío! ¡Mío!- repetía sin cesar mientras ajustaba la gigantesca maquinaria que había instalado en la estancia principal del torreón.
Los arquitectos que la construyeron habían ideado aquella habitación como un salón de recepción donde los ocupantes de la torre pudieran dar la bienvenida a nuevos miembros del gremio. Pero lo cierto es que poco después de la llegada del profesor, aquella estancia pasó a ser su laboratorio particular y exclusivo. Ideó una titánica maquinaria llena de relojes enormes, pesados engranajes de hierro macizo, calderas, pistones y tuberías que conducían vapor de agua de un sitio a otro de un tamaño tal que apenas había sitio para nada mas. La función de la máquina en sí era un enigma. Un secreto bien guardado por el excéntrico anciano. Un misterio sobre el que nadie se atrevía a indagar. Lo único cierto era que aquel monstruo de metal, vapor y fuego había ocupado todo el salón, enmoheciendo los rincones debido a la humedad producto del vapor, ahumando los preciosos casetones del techo y tiñendo las antaño orgullosas y lustradas alfombras rojas que cubrían el suelo de un tono oscuro y una textura grasienta. Esto había provocado que las recepciones en la torre fueran cada vez mas escasas, y que los recién llegados al gremio dejaran no solo de frecuentarla sino también de considerarla el único arco bajo el que tenían que pasar para convertirse en parte de la clase cientifico-mecánica.
Esto había dado paso como consecuencia a la creación de una segunda rama de este tipo de profesionales. Algo que a ojos del anciano profesor resultaba un ultraje y un claro ataque a su preponderancia y su equilibrado gobierno del gremio. ¿Cómo osaban? ¿Cómo se atrevían? ¿Cómo habían tenido la desfachatez de pasar por encima suyo? El mas alto científico en la mas alta de las torres. La única, oficial, compulsada y fehaciente central de la mas alta casta.
- ¡Cómooooooooooooo!- repetía entre gritos sin dirigirse a nadie mas que a sí mismo, con los temblorosos dedos de la mano encogidos en una tensa y huesuda garra.
La costumbre de hablar consigo mismo se había asentado en su psiquismo durante los primeros meses de la construcción de su máquina. El diálogo con los demás se había convertido para él en una práctica irritante.  Nadie estaba a la altura de sus propias opiniones sobre la complejidad y perfección de su invento, por lo que acabó censurando todo aquello que no proviniera de sí mismo, desestimando y menospreciando todo lo demás. Esta costumbre acabó dando como resultado el afloramiento de otras personalidades con las que el viejo profesor acababa teniendo plácidas conversaciones y consensuados diálogos que a ojos del único interlocutor de los mismos, nunca eran interrumpidos por la estulticia y la ignorancia de quienes no estaban a su altura.
- Aquel engranaje se retrasa. Ralentiza al resto del mecanismo. Aquella pieza debe ser retirada por el bien de la máquina. Aquella caldera tiene que producir mas vapor del que produce. Maldita sea, ¿porqué soy el único que se da cuenta? ¿Porqué…? ¿Porqué…?- murmuraba para sí mismo entre dientes. -¿Porqué la máquina no funciona como debe? ¿Cómo se atreven…? ¿Cómo…?
La frente del profesor sudaba con profusión. Nunca antes sus seis discípulos le habían visto tan agitado, ni efectuando tantos ajustes sobre su obra maestra. Estos le contemplaban con preocupación sin saber qué podían hacer, aunque sin atreverse a mover un músculo.
Finalmente el desaliñado anciano pareció satisfecho. Dejó caer al suelo la enorme herramienta con la que acostumbraba a manipular el fruto de su esfuerzo para ponerse a escuchar. Inmóvil por primera vez en días, parecía prestar oído atento al ruido de su metálica obra funcionando a sus espaldas. Sus seis ayudantes tragaron saliva mientras se miraban unos a otros. Todos sabían lo que eso significaba: el maestro se disponía a hablarles.
- Escuchadme- profirió este finalmente, elevando los brazos con solemnidad. – La máquina me ha hablado. Sé cual es la solución a nuestros problemas- exclamó con aplomo.
Los seguidores no sabían a qué problemas se refería, pero no osaron preguntar. Él continuó, mas seguro de sí mismo de lo que lo había estado en toda su vida:
- ¡Salid ahí fuera y difamad!- exclamó sin mayor concreción. Luego les dio la espalda y desapareció entre los pasadizos que había ideado para pasear entre los engranajes de su monstruo de metal. Anduvo durante unos minutos hasta que encontró una pared de piedra en los límites de la estancia. Limpiando de hollín el hasta entonces opaco vidrio de la ventana, echó una mirada al exterior por primera vez en años. Vio una ciudad floreciente. Vio a los niños jugando bajo una amable luz solar. Vio cómo el viento alejaba de ellos los nocivos vapores industriales, y vio a los barrenderos limpiar las calles.
No sonrió hasta haber comprobado cómo sus seguidores se dispersaban entre la plebe y difundían su mensaje.

viernes, 5 de septiembre de 2014

El steampunk y el movimiento maker.

Ambos movimientos tienen objetivos semejantes, acabar o reducir la obsolescencia programada, el movimiento Maker busca ser un lugar de creación y aprendizaje, en Madrid, tenemos su sede en la calle pedro unanue, en el podéis encontrar herramientas y espacio de trabajo, así como a interesantes personas que buscan construir cosas, por otro lado desde steampunk madrid queremos potenciar el DIY "Do It yourself", es decir hecho por uno mismo, por que es una base de el steampunk, que en nuestra corriente se hace mediante el reciclaje y la creación mediante las tecnologías obsoletas de época victoriana dándoles una vuelta de tuerca con técnicas y materiales modernos, dentro del steam hay dos corrientes aceptadas, la puramente estética y la funcional, yo apoyo ambas pero hoy voy a apoyar la menos frecuente, la funcional.
Por eso inicio unos proyectos de baja tecnología (Lowtec) mediante los cuales pretendo crear cosas funcionales dentro de la estetica steampunk.